En menos de 24 horas, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) determinó que la bala que mató a Hendrik Cuacuas, el niño de diez años en la sala 2 del Cinépolis Ermita el pasado 2 de noviembre, no fue disparada desde el interior del cine, sino del exterior.
El peritaje en criminalística de la dependencia, dado a conocer ayer, estableció que una bala calibre 9 milímetros penetró en una “pronunciada parábola” el techo de fibra de vidrio del complejo cinematográfico, y de “casualidad” alcanzó la cabeza del menor, quien estaba sentado en el asiento 16 de la fila G.
“El perito en criminalística determinó que el disparo fue realizado desde el exterior de la plaza comercial, y con una trayectoria de suroriente a norponiente (…), por lo que se descarta que sea el disparo desde dentro de la sala de exhibición”, declaró el subprocurador capitalino, Edmundo Garrido Osorio.
Según la PGJDF, esto explica las razones por las que nadie en el complejo de Cinépolis, ni empleados, ni el gerente, ni espectadores se percataran de que se realizó un disparo, ni se detectara a alguna persona armada.
Apenas el lunes, los primeros resultados de la necropsia dados a conocer por el director del Instituto de Ciencias Forenses del DF apuntaban a que el disparo que había privado de la vida al menor no había sido disparado desde atrás sino de frente, y que el atacante podría haber estado a un metro de distancia.
Más tarde, en un comunicado, el Instituto dijo que el disparo que se había efectuado penetró la cabeza de menor en la región parietal derecha.
Sin embargo, la hipótesis del homicidio cambió totalmente el martes, luego de que en menos de 24 horas los peritos de la PGJDF aseguraron la sala de cine, realizaron los peritajes y anunciaron las conclusiones.
Lo que la Procuraduría capitalina no pudo explicar ayer es porqué realizó este trabajo diez días después de que el niño recibió el disparo y ocho días despúes de que fuera declarado muerto en el Hospital Dalinde, la mañana del 4 de noviembre.
El peritaje
El director en criminalística de la PGJDF, Anselmo Apodaca, explicó que la inspección ocular y los peritajes permitieron identificar en el techo de la sala número 2 el orificio a través por el que penetró la bala calibre 9 milímetros que alcanzó la cabeza del menor.
El especialista dijo que la ojiva hizo una pronunciada parábola hasta alcanzar y atravesar el techo de la sala, compuesto por una lámina delgada y fibra de vidrio de 12 centímetros de espesor; luego viajó dos metros para penetrar un falso plafón, y finalmente siguió en caída libre otros seis metros hasta alcanzar el asiento.
La necropsia practicada a Hendrik Cuacuas estableció que el disparo ingresó a su cabeza por la región parietal derecha, en una trayectoria de arriba hacia abajo, de derecha izquierda y ligeramente de adelante hacia atrás, lo que coincide con el ángulo del orificio en el techo.
En el techo, además se ubicó un segundo cartuchos calibre 9 milímetros, el cual no logró penetras a la sala. Apodaca dijo que posiblemente este disparo llevaba un ángulo menos pronunciado, lo que le quitó la fuerza para atravesar la fibra de vidrio.
Lo que la PGJDF aun no define es si el casquillo que alcanzó al niño y el otro que quedó en el techo, provinieron de la misma arma de fuego o de dos distintas.
La investigación
El subprocurador capitalino Edmundo Garrido Osorio, dijo que ya se giraron oficios a la Policía de Investigación, para que se realice el trabajo de campo en las colonias aledañas al cine, que permitan ubicar a los probables responsables.
Autoridades de la PGJDF señalaron que en esta zona de la delegación Iztapalapa es común que se realicen distintas fiestas en la calle, sobretodo en fechas como el 2 de noviembre. Se presume que en un evento de estas características pudieron realizarse los disparos al aire.
El funcionario dijo que se analizan también los videos de la zona, aunque advirtió que por ser “de noche” pudiera dificultarse la identificación.
Indicó finalmente que a través del Fondo para Atención a víctimas del delito se apoyará económicamente a la familia del menor.
Analizan actuación de la PGJDF
La Comisión de Derechos Humanos capitalina (CDHDF) analiza la actuación de la Procuraduría local (PGJDF) en torno al caso de un niño de 10 años que murió de un balazo en el interior de un cine en Iztapalapa.
El organismo informó que en un principio no se inició queja debido a que se trataba de un conflicto entre particulares, sin embargo, ahora valoran cuál fue la actuación de las autoridades después de la agresión y durante la integración de la averiguación previa.
La CDHDF también solicitó medidas precautorias a la PGJDF, en las que principalmente le solicita garantizar una adecuada investigación de estos hechos.
Diez días después de sucedida la agresión, la Procuraduría se dispuso a asegurar la sala donde se registró el percance.