“¡Qué viva la discrepancia!”. ¿Era convicción o sólo una consigna? Tanto en 1968, durante el movimiento estudiantil reprimido por Gustavo Díaz Ordaz, y dirigido por el Consejo Nacional de Huelga (CNH); como en el de 1987, encabezado por el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), se escuchó este grito…
Los jóvenes de ese entonces, que participaban en el movimiento del CEU, oían de los líderes y activistas, entre los que estaba la actual Presidenta, que hubo un rector llamado Javier Barros Sierra, que decía convencido: “Que viva la discrepancia porque es la esencia de la universidad”.
Era un llamado a respetar todas las posturas ideológicas, con el argumento de que la suma de todas ellas fortalecía la democracia… Han pasado 57 años desde el CNH, y 38 desde el CEU, y hoy alguno de los participantes de esos movimientos que exigían además del alto a la represión, más democracia y libertad de expresión parece que se olvidaron de esa consigna. Aunque a lo mejor sólo eso, una consigna, un grito vacío cuyo significado se perdió en el tiempo.
Hoy desde el poder político no solo se condena a quien disiente o se amedrenta la crítica, también se alienta el fusilamiento en redes sociales de aquellos que incomodan tanto a la Presidencia, como a los gobiernos estatales o a diputados y senadores. Ya hubo dos casos de legisladores que obligaron a ciudadanos a ofrecerles una disculpa pública por osar criticarlos y, dicen ellos, “agredirlos”, aunque en ambos casos aún hay un debate sobre las supuestas agresiones. Hay gobernadores que cuando se enfrentan ante un cuestionamiento descalifican: “es temporada de zopilotes”.
Solo hay que leer la carta del hijo del expresidente de México, Andrés López Beltrán al deslindarse de la solicitud de amparo para él, su hermano y otros personajes, realizada por un tercero, para resumir esa postura ante los medios críticos. El secretario de Organización del partido en el poder lanza: “el hampa del periodismo, cuyos jefes son la mafia del poder”... y al día siguiente, desde Palacio Nacional secundan: “los comentócratas” publicaron lo mismo “¿Quién se los dicta?, habría qué ver, por qué se los dictan”. Una descalificación generalizada cuyas diásporas golpean a todos los que abordaron el tema.
Aunque de Andy se puede entender el lenguaje, porque solo es el hijo de un líder político que institucionalizó estos ataques desde la Presidencia, hay otros servidores públicos que sí enarbolaron esa reivindicación del disenso: “¡Qué viva la discrepancia!”.
#LoboSapiensSapiens
También en EU
–¿Qué opina de que Pam Bondi va a perseguir las expresiones de odio, y muchos de sus aliados dicen que las expresiones de odio son libertad de expresión?
–Seguramente perseguirá a gente como tú, porque me tratas injustamente. Tienes odio en tu corazón. Tal vez perseguirán a ABC…
La pregunta al presidente de EU y su respuesta a Jonathan Karl de ABC News, (La Jornada, 17 de septiembre) retrata la situación en ese país, en donde Jimmy Kimmel fue suspendido indefinidamente por la cadena ABC, después de que comentó que los seguidores de Trump intentaban ganar puntos con el asesinato de Charlie Kirk, con lo que se detonó un debate sobre la Primera Enmienda, que protege a los ciudadanos para que expresen sus opiniones, por muy impopulares que sean.
Días antes, Trump había arremetido contra el Wall Street Journal y amenazó al The New York Times.
@chimalhuacano