Trump y Zelenski
Foto: Especial/ Trump y Zelenski  

En Nueva York, Donald Trump realizó el giro más radical hasta la fecha sobre la guerra en Ucrania, declarando tras una reunión con Volodímir Zelenski que Kyiv puede recuperar "las fronteras originales de antes de que comenzara esta guerra" e incluso "recuperar toda Ucrania en su forma original".

Con un optimismo, basado, según él, en una nueva evaluación de las capacidades del ejército ruso y la crisis económica que azota al país más extenso del mundo, Trump retrató a Moscú como un "tigre de papel". Esto, horas después de que instara a los países de la OTAN a derribar cualquier avión ruso que violara su espacio aéreo. Preguntado si los aliados deberían disparar, Trump respondió: "Sí, lo creo", aunque se mostró prudente sobre la implicación de EU: "Depende de la situación".

El cambio sorprendió a muchos. Durante meses, Trump propuso intercambios territoriales e insinuó que Ucrania no tenía "las cartas" para ganar. Incluso agasajó a Putin con una cumbre en Alaska en agosto. Desde entonces, las provocaciones se han intensificado y países de la OTAN han desplegado aviones tras una serie de violaciones rusas: tres MiG-31 sobre Estonia durante 12 minutos, 19 drones en Polonia y alertas de drones que cerraron temporalmente los aeropuertos de Copenhague y Oslo.

Zelenski calificó esta nueva actitud como "un cambio de juego", mientras sigue pidiendo sistemas de defensa aérea, drones y sanciones más duras. Trump amenazó con "una fuerte ronda de aranceles" contra Rusia, pero también criticó a los europeos por "financiar la guerra contra sí mismos" manteniendo las compras de algunos energéticos a Rusia (ya en niveles mínimos). Bruselas prepara un 19.º paquete de sanciones y Úrsula von der Leyen dijo que Europa aspira a prescindir de la energía rusa para 2027 o antes.

Trump elogió el incremento del gasto en defensa de la OTAN y prometió “suministrar armas (al bloque) para que hagan lo que consideren necesario”. Más tarde, su secretario de Estado, Marco Rubio, matizó: la guerra “terminará en la mesa de negociación”, dijo. Pese a estas diferencias, la nueva postura de Washington muestra menos deferencia hacia Moscú y confía en que el financiamiento europeo, el equipamiento aliado y la resistencia ucraniana puedan definir el rumbo del conflicto.

No obstante, lo verdaderamente decisivo sería un respaldo financiero y armamentístico amplio y sostenido desde la Casa Blanca: ese factor sí podría inclinar la balanza.