El plan de paz propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, va a ser el testigo de lo que realmente encierra el desastre en la Franja de Gaza.
Con la vuelta de los rehenes debería parar esa guerra. Son los protagonistas y todo hasta ahora nace tras el secuestro. Su liberación es lo más deseable. Pero si Hamás no estuviera de acuerdo en algún punto de los acordados para el plan de paz, Netanyahu tendría la mejor excusa para seguir con una estrategia perversa.
Y aquí es muy importante sacar de la ecuación a la ciudadanía israelí. Una cosa son los ciudadanos y otra muy distinta Netanyahu que, por cierto, tiene muchos claroscuros detrás de él.
¿Busca realmente Netanyahu la vuelta de los rehenes o quiere seguir con su expansión? Lo vamos a ver en breve.
Sin embargo, no es ningún secreto que Netanyahu busca la expansión. Israel es un país de proporciones pequeñas, por un lado tiene el mar Mediterráneo y por otro solamente a sus enemigos, algunos de ellos muy serios y peligrosos, como Yemen, Pakistán o Irán.
En el fondo, no son Hamás, Hezbolá, la Yihad Islámica, Al Qaeda ni los Hermanos Musulmanes lo verdaderamente crucial. La auténtica bestia negra es Irán, el Irán de los ayatolás. Y no solo para Israel, sino también para buena parte del mundo sunita.
De hecho, existe un pacto no escrito que une a Israel con la mayoría de los países sunitas frente a Irán y su ambición de obtener armas nucleares.
Las cartas están sobre la mesa, aunque aún quedan varios ases ocultos, y uno de ellos pertenece a Israel.
@pelaez_alberto