En la comparecencia ante el pleno del Senado de los magistrados que conforman las dos ternas enviadas por el Ejecutivo, las diferencias de actitud fueron notorias, mientras los dos que han sido señalados como los favoritos de los presidentes saliente y electo mantuvieron un lenguaje muy técnico y lejano de su auditorio, los otros cuatro hablaron de sí mismos, de sus carreras y de sus experiencias.

 

Alberto Gelacio Pérez Dayán, a quien se identifica como candidato del presidente Felipe Calderón y es parte de la terna para sustituir al ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, quien fue el único que repitió en las dos últimas ternas, agradeció al jefe del Ejecutivo por haberlo propuesto nuevamente.

 

Ya ante la Comisión de Justicia, la senadora Dolores Padierna le dijo: “La tercera es la vencida, quiero felicitarlo por su perseverancia, porque hay un acuerdo del más alto nivel para que usted quede” y de inmediato le comentó que le preocupan sus fallos en temas que tienen que ver con el gobierno saliente.

 

Pero en su comparecencia ante el pleno se veía absolutamente seguro, se pronunció a favor de una Corte fuerte pero prudente y responsable, porque subrayó que se requiere de un tribunal constitucional visionario y progresista en la defensa de los derechos humanos, comprometido en asegurar el equilibrio entre los poderes.

 

Para la segunda terna, de la que saldrá el remplazo del ministro Salvador Aguirre Anguiano, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, identificado como favorito del presidente electo Enrique Peña, mostró sus conocimientos en doctrina del derecho, en constitucionalismo y señaló que para garantizar los derechos humanos y la democracia, el nuevo paradigma de justicia requiere que el poder político sea acotado y limitado.

 

Consideró que ninguna mayoría, ni siquiera por unanimidad, puede legítimamente decidir la violación de un derecho de libertad o no decidir la satisfacción de un derecho social.

 

Y subrayó que la historia política ha demostrado que si el Estado de Derecho es una condición necesaria para la libertad frente al poder del Estado, no resulta suficiente, también se requiere el establecimiento de límites y en este sentido todo país que no tenga derechos garantizados, ni división de poderes carece de constitución.

 

Los cuatro que no han sido calificados como las apuestas del Poder Ejecutivo fueron mucho más sencillos, explicaron sus propias vidas y sus experiencias.

 

En la primera terna, Rosa Elena González Tirado afirmó que el problema de inseguridad que vive el país no se resuelve únicamente con reformas al sistema penal, por lo que pidió revalorar el papel de la Suprema Corte como árbitro fundamental del actuar del Estado.

 

Julio César Vázquez-Mellado García subrayó que la Suprema Corte debe actuar como cabeza de todo el Poder Judicial porque es necesario entender que de nada sirven las leyes si no tenemos quien las aplique, porque más que de leyes se requiere de personas honestas, congruentes.

 

Norma Lucía Piña Hernández planteó que en un país como el nuestro la justicia es una instancia fundamental para luchar contra todo tipo de discriminación y Ricardo Romero Vázquez aseguró que para dictar una sentencia es necesario aprender y comprender la esencia del ser humano, porque los tribunales no son lugares en donde sólo se aplica lo aprendido en los libros, sino más bien son la conclusión de la experiencia y el estudio.