De lo profundo del drenaje profundo de la literatura chilanga ha regresado Mario Santiago Papasquiaro; el río de aguas negras de la letras lo han devuelto a la superficie, lanzado hacia afuera de la piel de la ballena. Las constelaciones desde aquí no parecían sino microbios voladores, dice en uno de los poemas reunidos en Arte & Basura, compilación a cargo de Luis Felipe Fabre (Almadía, 2012).

 

Moriré sorbiendo pulque de ajo
haciendo piruetas de Cirquera. 

 

Luces de neón. Cigarrillos. Alcohol. Letras desveladas. Caminatas por la calle Bucareli y viejas casonas aledañas a un Monumento de la Revolución que aún no significan nada para los habitantes de esta desahuciada ciudad. Arte y basura. Recuerdos escritos sobre papel de estraza de los tacos para romper la monotonía de la muerte con unas líneas así:

 

 

There is a revolution going on in our skins: todavía puedo leer a Darío leyendo Auden, Lewis Carroll, Marqués de Sade, paseándose como la Divina de Genet por las azoteas, los subterráneos de la preparatoria 1.

 

Para José Alfredo Zendejas, su nombre de pila, las únicas dos familias galácticas son los Flores Magón y los Revueltas, de ahí viene el Santiago Papasquiaro, lugar donde nacieron José y Silvestre. El chileno Roberto Bolaño, su amigo, lo volvió uno de los personajes de su novela Los detectives salvajes con el nombre de Ulises Lima. “Escribió en un momento en que las cosas aparentemente estaban más claras; en tiempos en los que había una institución literaria y los marginales. Una de las cosas que se le achacan a la poesía mexicana es que le falte calle. En los años 90 los autores sudamericanos criticaban a los poetas mexicanos jóvenes de que en sus textos les faltaba calle, que parecía que todo sucedía en el Edén, Olimpo, Topus Uranus, pero no conocían a Mario Santiago, con quien te das cuenta que a las letras locales no les falta calle. Mezcla el lenguaje popular con el de las vanguardias”, dice Luis Felipe Fabre.

 

Papasquiaro se asumió marginal (cuando la palabra aún significaba algo) de tiempo completo; adoptó una postura contestaría que llevó hasta las últimas consecuencias. Este halo de lumpen ha sido también una capa de sus seguidores, donde es un poeta de culto, quienes impiden que sus letras lleguen a ámbitos que no sea la tradición del Infrarrealismo.

 

¿Pero qué es el Real Visceralismo? Nació en la casa del chileno Bruno Montané en 1976 en la ciudad de México. Bolaño lo define así: “lo que molestaba mucho al estatus de la literatura mexicana de la época era que no estábamos con una mafia, ningún grupo de poder. En la literatura mexicana siempre ha habido parcelas con señores de guerra y sus samuráis. Nosotros no estábamos con ninguno. No estábamos con la izquierda, una izquierda stalinista, dogmática, dirigista, bueno, una izquierda espantosa, vaya. Ni con derecha exquisita que de exquisitez no tenía nada, era una exquisitez llena de polvo. No estábamos con los vanguardistas, a quienes lo único que les interesaba era ganar dinero y además hacían vanguardia piramidal hacia mucho tiempo atrás”. La cita es del libro El hijo de míster playa. Una semblanza de Roberto Bolaño, de Mónica Maristáin (Almadía).

 

Aun antes de nacer
 huelo el milagro de ser 1 hijo real de esta caída
Los oráculos La Prensa, Alarma, Historia Semanal
Son las únicas tres patas de mi epiléptico pesebre
Que nada como gargajo de los dipos
Entre las sombras-matadero del Canal
Chilango de verdad
:zopilotito: dentro de nuestra santísima chiripa.

 

 

Arte & Basura más que una nueva reunión de poemas es una puesta en escena de los textos descartados por la antología realizada por la viuda de Papasquiaro, Rebeca López García y el escritor Mario Raúl Guzmán en Jeta de Santo (FCE, 2008). Es más, es todo aquello que fue descartado, pero que tiene gran importancia porque el tono de su escritura es más vitalista que estética al tratarse de un outsider que escribía sobre lo que tenía en la mano y a la mano. “La fuerza está en esa fuerza continúa que se niega a domesticarse en una obra maestra. Es una obra en continúa formación”, puntualiza Fabre desde la una silla incómoda de la cafelibrería de una zona no-lumpen de la metrópoli, alejada de las colonias donde el poeta maldito caminó: Tlatelolco, Peralvillo, Tepito. La Periferia. Como su vida.

 

 

 

@urbanitas