La iniciativa Mérida estuvo mal diseñada desde un principio. México nunca pudo plantear una postura coherente y a los burócratas encargados de llevar acabo la negociación nunca pudieron justificar ni proponer programas para absorber los recursos que serían destinados a México.

 

La falta de objetivos claros y compromisos entre ambas naciones sólo aumentaron la desconfianza entre ambas partes y mostraron la desarticulación y falta de estrategia del gobierno del presidente Felipe Calderón.

 

El único componente de la Iniciativa Mérida que es rescatable es la capacitación de Ministerios Públicos y su personal para llevar acabo juicios orales; sin embargo, la aplicación de éstos va retrasada en todo el país. Esto es lo que muchas veces sucede y se vuelve en frustración para el personal gubernamental que es capacitado fuera del país. Aprenden, absorben técnicas, se capacitan sólo para llegar a su país y no poderlas aplicar, no por falta de recursos sino por decisiones políticas que deciden entrar a las reformas a medias.

 

Al día de hoy se estima que los EU consumen cerca de 300 toneladas de cocaína al año. Las agencias de inteligencia y la DEA estiman que el 90% pertenecen a organizaciones criminales mexicanas y que el 75% pasan por México rumbo a los EU.

 

Esto implicaría que cerca de 225 toneladas de cocaína pasan por México para ser consumidas en los EU. Si tomamos en cuenta que el precio de la cocaína en la costa del pacifico mexicano tiene un precio promedio de entrega de $7,500 USD por kilo y se vende a $14,000 USD en Nuevo Laredo, esto implicaría que el costo de la cocaína que consumen en los EU, pasando por México, equivale a $1.4 mil millones de USD al año, más los muertos y daños colaterales asociados a esta actividad.

 

Sólo por este producto, los EU deberían de compensar a México el equivalente de $1.4 mil millones de USD cada año para ser invertidos en fortalecer las medidas de intercepción destinadas a la cocaína, como medida de prevención y de reducción del abasto. A México le urge invertir en infraestructura para mejorar la frontera sur y en fortalecer las capacidades de patrullaje de la Marina y Armada de México.

 

Es probable que las organizaciones criminales busquen otras rutas, como lo han hecho en el pasado, cuando la ruta principal de cocaína hacia los EU era por el Caribe y luego a través de Cuba. Pero es preferible para los EU tener una isla caribeña con un Estado fallido que un país entero.

 

En el caso de la mariguana y metanfetaminas, son drogas que se producen en el país y su cadena de valor agregado en su mayoría se da en México y al cruzar la frontera norte. En el caso de la mariguana, lo que no se consume en México es exportado a los EU, pero con las metanfetaminas los cárteles mexicanos han logrado controlar el 65% del mercado mundial de este tipo de estupefacientes. Aquí el daño que nosotros como país exportamos al mundo es una de las razones por las cuales hay y habrá una mayor restricción a los mexicanos, nuestras exportaciones y el capital.

 

Hoy el Presidente electo, Enrique Peña Nieto, tiene la oportunidad de abordar el problema de seguridad como un problema transnacional, donde la cooperación y no las culpas y señalamientos entre los países llevan a una solución para desmantelar al crimen organizado.

 

Para ello, debe partir de diagnósticos analíticos y no de los discursos nacionalistas, que lo único que han hecho es, paradójicamente, vulnerar más nuestra soberanía a partir de la ignorancia.