A principios de los años noventa, el diario La Jornada (a iniciativa del ilustre monero Magú) tuvo a bien crear un suplemento de humor a la forma de las clásicas secciones de “monitos” de periódicos como Excélsior o Novedades, en una tradición que parecía ya extinta: hacer humor y no cartón político.

 

En ese suplemento se dieron cita moneros ya consagrados como Ahumada, El Fisgón, Helguera, Rocha, Rius, y también sirvió como escaparate para nuevos talentos. Fue ahí donde Jis y Trino dieron vida al Santos, que si bien ya había sido publicado en la La Croqueta (dentro del suplemento cultural del mismo diario) no fue sino hasta las Histerietas dominicales que el eterno amor (vuelto batalla) del Santos contra la Tetona comenzó a forjar leyenda.

 

La tira de Jis y Trino rompía esquemas, igual hablaba de drogas que de sexo o de todo tipo de excrecencias; siempre en un idioma que si bien podría calificarse de “vulgar”, no era sino el lenguaje cotidiano, pero que nadie se atrevía -en aquella época- a publicar en una tira cómica. Eran tiempos en que lo “irreverente” distaba mucho de ser una moda.

 

¿En qué radicaba el éxito del Santos?

 

En realidad el humor no provenía de la irreverencia; la desfachatez no era más que la escenografía para presentar a un héroe que, al final, no salvaba a nadie -ni a sí mismo- y que a diferencia de los superhéroes de historieta, sus aventuras no eran más que dramas en extremo cotidianos. “Estaba un día el Santos…: rascándose sus destos, viendo ovnis, vestido de Tehuana, echando una firma o quitándose la borrita del ombligo”. El Santos podría parecer “muy grueso”, pero su humor radicaba no en la posibilidad de tirar peladeces sin ton ni son, sino en lo simple (incluso tonto) de sus aventuras. Es el tipo de humor que Jis catalogaría como “humor cebo”.

 

La cinta de Alejandro Lozano (Matando Cabos, 2004) interpreta justo lo contrario, es por ello que resulta un fracaso. Conscientes de que lo suyo no es el cine, Jis y Trino dejaron en manos de Lozano y Andrés Couturier (El Agente 00-P2, 2009) la manufactura de esta cinta, quedando relegados a simples “asesores de gags”.

 

Así, El Santos vs La Tetona Mendoza –la película- no es más que una serie de chistes (unos más afortunados que otros) unidos pobremente por una historia completamente disparatada que nunca termina de funcionar y cuya trama involucra una invasión de zombies de Sahuayo en México. La cinta privilegia el humor escatológico sobre el humor simple y llano de la tira original, alejándose por completo del espíritu esencial del cómic.

 

Influenciada por las animaciones de R. Crumb, lo que mejor funciona son los gags que rompen el ritmo de la cinta (la cuarta pared, el cambio de estilo de animación, la voz en off) y sus referencias a muchos otros filmes.

 

La película del Santos deriva en un ente amorfo; un barco donde el “who is who” del cine mexicano se ha querido trepar en un extraño ánimo nacionalista que no aporta nada a la cinta, dando como resultado un trabajo que no está a la altura de una sola de las tiras que aquellos domingos nos hicieran reír a carcajadas.

 

El Santos contra la Tetona Mendoza (Dir. Alejandro Lozano, Andrés Couturier)

 

2 de 5 estrellas

 

Guión: Augusto Mendoza. Con las voces de: Daniel Giménez Cacho, Guillermo del Toro, Julieta Venegas, todos los Bichir…y muchos más.

 

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