WASHINGTON. El presidente Barack Obama está dispuesto a recortar el gasto federal y reducir la deuda creciente de Estados Unidos, pero no hará ningún trato con los republicanos hasta que éstos acepten primero aumentar los impuestos a los más ricos y especificar cuáles son los recortes adicionales al gasto que quieren, dijo el domingo el secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
“No hay un camino hacia un acuerdo que no implique que los republicanos reconozcan que tienen que subir las tasas para los estadounidenses más ricos”, dijo Geithner en una entrevista.
Con las declaraciones de Geithner, el gobierno de Obama endureció de forma explícita su posición en las próximas negociaciones para evitar el llamado “precipicio fiscal”, una combinación de cientos de miles de millones de dólares en aumentos a los impuestos y recortes al gasto gubernamental que entrarán en vigencia automáticamente a principios de enero si los poderes de Washington no toman medidas para impedirlo.
Los economistas dicen que tales hechos podrían hacer que la economía de Estados Unidos recaiga en recesión y repunte una tasa de desempleo que ya es persistentemente alta.
“En realidad ellos tienen ahora el balón”, dijo Geithner, uno de los principales negociadores de la Casa Blanca con los republicanos en el Congreso. El secretario del Tesoro apareció el domingo en cinco programas de entrevistas de televisión.
El jueves, Geithner presentó a los líderes del Congreso un plan postelectoral de Obama para evitar el despeñadero fiscal, pero el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, lo rechazó como algo que “no es serio”, sino simplemente una lista de deseos demócratas que la cámara baja no podría aprobar. Boehner reconoció sentirse “estupefacto” tras la propuesta de reducción del déficit de la Casa Blanca para evitar el llamado “precipicio fiscal”.
“Estaba estupefacto. Le miré y dije: no puedes estar hablando en serio. Nunca he visto algo semejante”, explicó Boehner en una entrevista para el canal Fox.
El plan, como lo han bosquejado funcionarios del gobierno de Obama, contempla cerca de 1.6 billones de dólares en ingresos fiscales nuevos durante la próxima década, así como 600 mil millones de dólares en recortes al gasto, entre ellos 350 mil millones de dólares al programa gubernamental de asistencia médica para los ancianos Medicare y otros programas de salud pública.
En las entrevistas a los programas dominicales, grabadas el viernes, Geithner ofreció una visión optimista. “Estamos todavía alejados entre nosotros, pero creo que nos estamos acercando”, aseguró. EFE y AP
Cartel de empresas consentidas por el fisco
El pago de impuestos se convirtió en uno de los temas torales durante las pasadas elecciones estadunidenses. Ahora, el periódico The New York Times, reveló el sábado pasado un estudio sobre los beneficios fiscales que reciben un grupo importante de empresas de aquel país con intereses internacionales.
Estados Unidos gasta más de 80 mil millones de dólares anuales en subsidios y exenciones fiscales para empresas sin llevar registro contable de ello para “apoyar” a empresas como Apple, Samsung, Amazon, Toyota, Bank of America, JP Morgan Chase, entre otras.
De acuerdo con The New York Times, existen desde el 2007 una serie de subsidios, exenciones fiscales, descuentos de impuestos y demás beneficios monetarios por parte de todos los estados de la Unión Americana para más de 100 empresas de todos los sectores.
El documento dado a conocer el sábado es producto de una investigación de 10 meses, destacó el diario, debido a que estos documentos no aparecen en los registros de contabilidad nacional.
“Puesto que no hay contabilidad a nivel nacional de estos incentivos, el NYT armó una base de datos y encontró que los gobiernos locales dejaban ir 80 mil 400 millones de dólares de incentivos al año en más de mil 874 programas de flujo de dinero”, afirmó el diario en su sitio de internet.
El tema que revela el periódico es tan importante que puede incidir en las negociaciones que el presidente Obama entabla con los republicanos en la cámara Baja. Sin embargo, la información del periódico neoyorquino puede dañar más al propio presidente cuya bandera de negociación con los republicanos es que los ricos paguen más. Ahora, los intereses de empresas poderosas como Apple también tendrían que entrar al debate. Redacción