Es tradicional en México que las cámaras u organismos representantes del sector privado, “saluden” al presidente de la República entrante a través de desplegados pagados en los diarios o de boletines de prensa enviados a las redacciones. Una costumbre extendida del tradicional “besamanos” del presidencialismo mexicano que ha perdurado a la fecha y que se hizo paisaje durante los gobiernos priistas, buscando congraciarse con el mandatario en turno.
Como en el pasado reciente, los banqueros no fueron la excepción en esta ocasión. El pasado 30 de noviembre, la Asociación de Bancos de México que preside Jaime Ruiz Sacristán, publicó un comunicado de prensa expresando su “beneplácito por la conformación del gabinete del presidente Enrique Peña Nieto”, y agregaba suspicazmente el referido boletín de prensa: “La ABM confía en que todos ellos sabrán cumplir con sus responsabilidades. En particular, celebramos el nombramiento del doctor Luis Videgaray Caso como secretario de Hacienda y Crédito Público, cabeza del sector financiero”.
El hecho es que la salutación y el beneplácito del gremio de los banqueros a Enrique Peña Nieto y a Luis Videgaray van más allá del espontáneo gozo que les produce la llegada de un nuevo gobierno. Los banqueros están preocupados no sólo por el reciente paquete de nuevas medidas que deberán cumplir al amparo de los acuerdos de Basilea III y que les endilgó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que aún preside Guillermo Babatz, con la anuencia del saliente secretario de Hacienda José Antonio Meade, sino también porque el nuevo gobierno se ha propuesto endurecer las reglas con las que opera la banca privada para obligarlas a una mayor derrama de crédito en la economía, bajo condiciones de mayor competencia.
El Pacto por México firmado este domingo por el presidente Enrique Peña Nieto y los tres principales partidos políticos en el Congreso así lo expresa textualmente cuando explica los factores a través de los cuales “el Estado debe generar las condiciones que permitan el crecimiento económico… para lo cual se debe incrementar la inversión pública y privada hasta alcanzar más de 25% del PIB en inversión e incrementar la productividad de la misma”.
No sólo el Pacto por México señala específicamente a los servicios financieros como uno de los cuatro sectores en los que el Estado intensificará la competencia económica, sino que también detalla que para lograrlo “se cambiará el marco legal para que la banca comercial y las instituciones de crédito presten más y más barato, incluyendo una revisión de la ejecución de garantías, respetando íntegramente los derechos de todos los acreditados actuales; así como reducir el costo de los servicios financieros”, se lee en el compromiso 63 del pacto. Por cierto, un compromiso de realización inminente cuya reforma legal se ha previsto -según el calendario del pacto- se presente al Congreso en el primer semestre de 2013 para ser implementado en el segundo semestre del próximo año.
Así que la preocupación tiene raíces. De allí “el beneplácito y la salutación” de los banqueros al nuevo gobierno que, en el lenguaje político mexicano, quiere decir: “Me urge conversar contigo”.
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