Ayer los diputados decidieron incrementar en casi 26 mil millones de pesos los ingresos públicos esperados para 2013 en relación a la propuesta que hace una semana presentó el presidente Enrique Peña Nieto como parte del Paquete Económico 2013.
De los tres billones 931 mil millones de pesos que se propuso, ahora serán tres billones 956 mil millones de pesos los ingresos esperados; un ajuste que proviene de un pronóstico más optimista en el precio del petróleo de exportación y en una mayor exigencia al SAT de más eficacia en la recaudación tributaria. Nada nuevo en el juego presupuestal que año con año plantean gobierno y legisladores. Por ejemplo, para 2013 el incremento de 1.1 dólares en el precio estimado del barril de petróleo de exportación que aplicaron los diputados, les “generó” cuatro mil 768 millones de pesos de ingresos adicionales para el próximo año, que seguramente reclamarán en el reparto del presupuesto que negociarán en los próximos días.
En general, la política de ingresos 2013 es marcadamente inercial, sin cambios respecto del año pasado. Puede decirse que es una “extensión” del gobierno anterior a la espera de los cambios de fondo que se prevé traiga consigo la reforma hacendaria que se comenzará a negociar en las próximas semanas con la intención de implementarse hacia 2014.
Por lo pronto, la señal es que “todo sigue igual en lo que negociamos”. Tan es así que el dictamen de la Ley de Ingresos apenas requirió de día y medio para lograr una abrumadora aprobación de los diputados antes de ser enviada a la Cámara de Senadores en donde, por cierto, también se espera que transite sin mayor problema bajo la premisa de enfocar las baterías en la reforma hacendaria que buscará, entre otros objetivos, incrementar en tres o cuatro puntos del PIB en recaudación tributaria.
Quizá el único elemento a destacar de esta Ley de Ingresos es la fuerte caída que se observa en los recursos presupuestales destinados a los subsidios a las gasolinas y diesel -que en este 2012 rondarán los 200 mil millones de pesos- dado que en las últimas semanas se ha cerrado la brecha que existía entre los precios internos de la gasolina magna y de la regular en Estados Unidos. De continuar esta tendencia en los precios, de alza en México y de estabilidad en Estados Unidos, y además con un peso ligeramente revaluado frente al dólar como lo pronostica el gobierno, entonces es probable que hacia finales del primer cuatrimestre de 2013 los precios de los combustibles en México y en Estados Unidos se equiparen, eliminando el subsidio.
De allí las declaraciones recientes del secretario Luis Videgaray, quien ha puesto el tema en la agenda sabedor que la actual coyuntura favorece la eliminación natural del subsidio y ofrece la oportunidad de cancelar definitivamente los subsidios a los combustibles en el país; una reminiscencia de las políticas populistas del pasado.
PREGUNTA OCIOSA. A propósito de la informalidad en México, una de las preguntas reveladoras de dónde estamos parados en el tema es cuando se acude a comprar a una tienda y la cajera nos pregunta con todo desparpajo: “¿Quiere factura?”.
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