Nadie sabe si, como dicen algunos, el fin del mundo está a punto de ocurrir, lo único cierto hasta ahora son los millones de turistas y las millonarias ganancias que suma ya la llamada “industria sin chimeneas” en México, principalmente en los cinco estados del sureste que conforman el Mundo Maya.

 

Tan sólo en los primeros siete meses del año Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Campeche y Tabasco registraron la llegada de 62 millones de turistas, superando así la expectativa de la Secretaría de Turismo de atraer a 52 millones de visitantes nacionales y extranjeros.

 

A principios de año, la dependencia y los gobernadores de los estados del sureste del país elaboraron un programa de actividades para el Mundo Maya, al que se destinaron casi 110 millones de pesos para incentivar la afluencia de turistas nacionales y extranjeros hacia a esa región.

 

La derrama económica también superó los 200 mil millones de pesos previstos para este año.

 

Aunado a lo anterior, se espera que para el 21 de diciembre la ocupación hotelera sea superior al 90% en esas cinco entidades, donde se han organizado numerosas actividades en sitios arqueológicos como Chichen Itzá, Tulum y Palenque, entre otros.

 

Además de México, otras naciones de América Central donde se extendió la civilización maya (Belice, Guatemala, Honduras, Salvador) e incluso algunas tan lejanas como Turquía reportan desde hace meses un elevado flujo de turistas y divisas.

 

Sirince, un pueblo de Turquía de sólo 570 habitantes registra ya una ocupación hotelera total. Y para este viernes se espera el arribo de 20 mil personas que dejarán importantes ingresos para el país. Algunas versiones señalan que ese pequeño poblado se salvará del apocalipsis, porque desde ese lugar la Virgen María subió a los cielos.

 

En Francia, las autoridades cerraron desde el mediodía de ayer el paso a la montaña de Bugarach, a 809 kilómetros de París, ante las creencias difundidas en miles de sitios de internet de que será el único sitio inmune al apocalipsis. Un importante dispositivo de seguridad estará operando hasta el 23 de diciembre en los alrededores de ese pequeño pueblo de 200 habitantes.

 

Un empresario chino, Yang Zongfu, ha recibido más de 20 pedidos de su “Arca de Noé” -una esfera de cuatro metros de diámetro resistente a la radiación, altas temperaturas, etc-, y cuyo costo llega hasta 800 mil dólares. En tanto, en varias ciudades chinas se han agotado las velas ante la demanda para hacer frente a la “oscuridad total” en la que se supone estará inmerso el planeta.

 

El pueblo de Alto Paraíso, en Brasil, que se supone posee una “energía mística, se prepara desde hace años para el último día del mundo, lo que atrae a cientos de crédulos.

En Serbia, la montaña de forma piramidal Rtanj, a 200 kilómetros de Belgrado, tiene una reputación similar, lo que atraerá a mucha gente para el solsticio de invierno.

En Estados Unidos muchos se preparan ya para el gran cataclismo: algunos refugios antinucleares o sótanos fueron transformados en búnkers, y muchas personas afirman haber comprado provisiones para sobrevivir durante varios meses. CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS