La corrección política como arma asesina a manos de un homicida llamado “opinión pública”. En La Caza, Thomas Vinterberg pone de manifiesto cómo las buenas conciencias pueden erigirse en jurado, juez y ejecutor, todo bajo el marco de una sociedad siempre dispuesta a sumarse “a las mejores causas” pero incompetente para detenerse, analizar y ser autocrítica. Un fenómeno que se vuelve más evidente en la era de las redes sociales pero que, como bien demuestra esta cinta, puede suceder hasta en la comunidad más apacible del llamado primer mundo.
Lucas (Mads Mikkelsen, perfecto para este papel) es un profesor de kínder que se desempeña de manera cálida y profesional con los niños de su grupo. En su empeño y paciencia se nota un auténtico gusto por su labor. En pleno proceso de reconstrucción de su propia vida -luego de un divorcio que se adivina fue difícil-, Lucas se da la oportunidad de tener una nueva novia, salir con sus amigos y fortalecer la relación con su hijo adolescente a pesar de la separación con su madre.
Pero todo esos esfuerzos por hacerse de una nueva y buena vida pronto se harán trizas: una niña de su grupo, la adorable Klara (hija de uno de sus mejores amigos), acusará a Lucas de acoso sexual luego de que éste la regañara por cierto comportamiento fuera de lugar.
Bajo la premisa irrefutable de que “los niños nunca mienten”, la versión de Klara llega a oídos de más y más gente. Lo que comienza como una sospecha termina como una certidumbre colectiva: Lucas es un pederasta, un enfermo. Lo que sigue es el acorralamiento más atroz del supuesto pedófilo al que la histeria colectiva ya ha condenado y ha decidido castigar con la completa marginación: no sólo pierde el empleo sino que es denostado, señalado e incluso golpeado en las calles y los supermercados donde se le niega la entrada.
Vinterberg nos hace experimentar de forma por demás eficaz el acoso, la caza a la que es sujeta este hombre quien, haciendo alarde de una madurez (¿pasividad?) aguanta el castigo y la descalificación colectiva hasta limites desesperantes, al tiempo que la razón y el sentido común abandonan a todos en esta comunidad sedienta de un culpable, un chivo expiatorio cuyo sacrificio les permita seguir viviendo sus apacibles y tranquilas vidas exentas de remordimiento o culpa algunos.
Abandonando por completo los apotegmas del famoso movimiento Dogma, Vinterberg sabe dirigir con precisión una cinta que fácilmente pudo salirse de carril; aunque el mérito radica más en la actuación mesurada, contenida pero imponente, de un Mads Mikkelsen que sabe del poder de lo sutil que deriva en fuerza y elegancia.
¿Es posible limpiar la reputación ante una horda incapaz de ver atrás y rectificar? Vinterberg nos abandona en el peor de los sitios, uno donde no sólo perturba comprobar el abandono colectivo de la razón, sino que además nos sitúa en la terrible duda sobre si nosotros no hubiésemos sido parte de esa caza. ¿O acaso alguien del público dudaría de la tierna y dulce Klara?
La Caza (Jagten) Dir. Thomas Vinterberg
4 de 5 estrellas.
Con: Mads Mikkelsen, Alexandra Rapaport, Thomas Bo Larsen, entre otros.