El repentino resurgimiento del EZLN y del subcomandante Marcos a través de movilizaciones públicas y de comunicados políticos en Chiapas, representa un tema que seguro no estaba en la agenda del actual gobierno pero al que tendrán que entrar con una postura clara y definida sobre un conflicto que, si bien ya no tiene ni la fuerza ni las repercusiones de hace 19 años, sigue siendo una organización que requiere una atención especial en función de lo que representa socialmente.
Si Carlos Salinas intentó negociar la paz con Marcos después del intento de aplastamiento y de que el Ejército tomó las principales zonas zapatistas en Los Altos de Chiapas; si Ernesto Zedillo jugó un doble juego al negociar los Acuerdos de San Andrés que quedaron incumplidos y al mismo tiempo giró ordenes de aprehensión contra el subcomandante y los mandos del EZLN; si Vicente Fox convirtió su interlocución en un road show con el que Marcos y las huestes zapatistas llegaron hasta el Congreso y el Zócalo capitalino sin muchos más resultados tangibles, y si para Felipe Calderón el tema fue prácticamente inexistente en su sexenio, la gran incógnita es cómo lo enfrentará ahora Enrique Peña Nieto.
No es fortuito que Marcos aproveche la coyuntura del nuevo gobierno para hacer una reaparición que al parecer muchos no vieron venir. Los motivos y las interpretaciones pueden ser muchas: desde el posicionamiento político que advierten muchos analistas, hasta la nueva reivindicación de la causa indígena tan vigente ahora como en 1994 o el cumplimiento pendiente de los Acuerdos de San Andrés o incluso la posibilidad de que se estén buscando presiones y conflictos para el nuevo gobierno.
En todo caso no es la primera vez que Peña y el zapatismo se encuentran. En el conflicto de San Salvador Atenco, cuya solución de fuerza aún persigue al actual Presidente por los excesos de fuerza y abusos cometidos por los cuerpos policiacos en aquel desalojo, la influencia del EZLN entre los comuneros de Atenco era notoria y, a través de sus redes sociales, el zapatismo había ensayado en aquella comunidad mexiquense un modelo de organización y autonomía, similares a los que aplicó en algunos municipios de la selva chiapaneca.
Aquel primer encuentro entre Peña Nieto y el EZLN no fue quizás el más afortunado. Veremos en esta ocasión cómo aborda el Presidente un conflicto que no por lo añejo y lo disminuido puede minimizarse ni tratarse a la ligera. Esteban Moctezuma, ex secretario de Gobernación con Zedillo, recomendaba el viernes pasado, en un artículo revelador sobre su actuación en 1995, que el gobierno encauzara posiciones internas diferentes en una sola voluntad: la del Presidente. Y alertaba que un “fuego amigo” en estos momentos y en este tema sería “fatal”. Ojalá escuchen a la voz de la experiencia.
NOTAS INDISCRETAS… Dos secretarios fueron elogiados por sus presentaciones ante los embajadores y cónsules en la pasada reunión. Luis Videgaray, quien les expuso el panorama económico para México en éste y los próximos años, y Emilio Chuayffet, que les hizo una alocución sobre el cambio que se busca en la educación con la reforma educativa. Fueron los dos secretarios mejor posicionados en el ranking diplomático… Por cierto que a todos los embajadores y cónsules, el canciller José Antonio Meade les fijo una prioridad inmediata: apoyar e impulsar con todo desde sus embajadas y consulados la candidatura del mexicano Herminio Blanco a dirigir la OMC. “La instrucción que se nos dio fue ir con todo, con todos los recursos que tenemos promover y cabildear en los países donde estamos la candidatura de Herminio, eso se marcó como prioridad inmediata”, dijo un embajador destacado en Europa. O sea que la candidatura de Herminio es “prioridad de Estado”… Los dados abren con Escalera. La semana promete.