NUEVA DELHI. El tribunal que instruye el caso de la joven cuya violación y muerte han indignado a la India no pudo poner en marcha hoy el mecanismo de un juicio rápido, como exige la opinión pública, debido a problemas de procedimiento.

 

Hoy, en la segunda vista del proceso, la fiscalía exigió que los cinco imputados -un sexto presunto implicado es menor de edad- comparecieran esposados, algo a lo que se niegan los representantes de los acusados, indicaron fuentes de la defensa.

 

Tras la de hoy, de 45 minutos, la corte decidió fijar la siguiente audiencia para el próximo jueves, cuando se espera que decida si los imputados acuden con esposas o sin ellas, como ocurre desde el inicio del juicio el pasado jueves.

 

“Estamos en contra de que comparezcan esposados porque va en contra de la dignidad humana”, explicó el abogado K. Anand, que defiende a Ram Singh, considerado el cabecilla del grupo que el 16 de diciembre violó a la víctima en un autobús.

 

El letrado no descartó que el tribunal ponga en marcha más adelante el mecanismo para instaurar un juicio rápido, con audiencias diarias o casi diarias, tal como habían prometido las autoridades indias hace días.

 

Por su parte, el letrado Manohar Lal Sharma, que lleva la defensa de Mukesh Singh, reiteró hoy que su cliente continúa siendo torturado en prisión, como ya dijo el pasado jueves, cuando declaró que al acusado la policía le había metido “un palo por el ano”.

 

“Mi cliente sigue sufriendo torturas; ahora se las infligen otros convictos que siguen órdenes de las policía”, dijo Sharma, que afirmó haber denunciado los hechos ante el tribunal para que los verifique, pero su petición no ha sido tomada en consideración.

 

El abogado subrayó que “se han manipulado pruebas” contra su representado.

 

El caso ha despertado una gran ola de indignación en el país asiático, donde han tenido lugar inusitadas olas de protesta, que en los últimos días han remitido algo.

 

La víctima, de 23 años y estudiante de fisioterapia, falleció en un hospital de Singapur trece días después de la violación y tortura sufrida durante 40 minutos junto a su pareja.