El Banco de México confirmó el viernes pasado lo evidente para cualquier observador no especializado: Que la economía mexicana está en ruta de descenso con implicaciones negativas sobre el empleo y sobre los ingresos de las familias, y esto se dará en plena campaña electoral por la Presidencia.
Insistir en lo contrario es intentar tapar el sol con un dedo.
Pero vamos por partes:
Como ocurre periódicamente, el viernes pasado la Junta de Gobierno del Banco de México dio a conocer su Anuncio de Política Monetaria. Sobre el contexto mundial dice: “Durante las últimas semanas el entorno externo continuó deteriorándose de manera significativa, lo que se reflejó en una disminución en las expectativas de crecimiento económico mundial para 2011 y 2012”. Para Estados Unidos –dice el banco central- se anticipa “que la atonía de su actividad económica continuará en los siguientes trimestres”. Y para Europa “se han empeorado las expectativas de crecimiento económico”. Vaya frases. En suma: El panorama económico externo no puede ser peor de acuerdo al Banco de México.
Por lo anterior, los economistas del banco central no esperan nada bueno para el crecimiento económico de México en los próximos trimestres dada la alta dependencia de la evolución económica estadounidense. Parafraseando el Anuncio, Banxico dice que no solo nos alejaremos del ritmo de crecimiento económico potencial que tiene el País, sino que los propios indicadores de empleo, ingreso, crédito y sector externo son evidencia de una desaceleración en el ritmo de la actividad económica. Por citar un par de ejemplos: la elevada cifra de desempleados y la pérdida de ingresos son evidencia manifiesta de una economía que ha perdido su aceleración. Cuestión que se confirma con el reporte sobre actividad industrial publicado por INEGI el 12 de octubre.
En general, dice el Banco de México, “el balance de riesgos para el crecimiento económico se deterioró” hacia los próximos meses, lo que –entre otras consecuencias- se traducirá en una marcada debilidad para generar nuevos empleos, con el consiguiente incremento en el número absoluto de desempleados, y en un deterioro esperado en el ingreso personal y familiar –en su Anuncio Banxico señala un efecto favorable a los precios por una “tendencia descendente de los costos unitarios de la mano de obra”.
Como vemos, a pesar del lenguaje moderado que utiliza el Banco de México en su Anuncio, no cabe duda que la Junta de Gobierno espera que los próximos trimestres –los que restan de 2011 y los que vienen en 2012 al menos- sean tiempos de ‘vacas flacas’ para el País: Habrá menos exportaciones, menos empleo disponible (más desempleo), menos dinero en los bolsillos de las familias, y menos consumo. No nos extrañemos que la economía mexicana crezca menos de 3% en 2012.
Las implicaciones de este diagnóstico del banco central son al menos tres: A. Que los Criterios sobre los que se programaron los ingresos y egresos en las finanzas públicas para el próximo año deban ser ajustados, B. Que, como hemos insistido aquí, el último año de gobierno del presidente Calderón sea uno marcado no solo por la inseguridad, sino también por el bajo crecimiento económico a pesar de la estabilidad, y C. Que los electores decidan su voto en 2012 con un bolsillo debilitado, lo que dará ventaja a los candidatos de oposición y obligará a los precandidatos del partido oficial a marcar una distancia crítica respecto del actual gobierno.