La lucha por la candidatura presidencial del PAN es cada vez más intensa y ha entrado a niveles de confrontación que se pueden desbordar para ese partido. El enfrentamiento entre Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero está subiendo de tono y, de los dichos y acusaciones, los precandidatos han pasado ya al pirataje de colaboradores, en busca de desacreditarse y debilitar al adversario.
El caso de Carlos Orvañanos, delegado en Cuajimalpa, que abandono a Cordero para sumarse a las filas de Vázquez Mota, es altamente significativo por el momento en el que se produce y por la cercanía y amistad que el joven político decía tener hacia el ex secretario de Hacienda.
Orvañanos había trabajado al lado de Cordero desde que busco la candidatura a delegado y era parte del grupo que impulso las aspiraciones del ex funcionario. Su acercamiento a Josefina se produjo hace unas semanas cuando comenzó a negociar apoyo de la precandidata a sus aspiraciones para ser candidato del PAN a jefe de Gobierno del DF.
Con Vázquez Mota le ofrecieron ese apoyo, a pesar de que Orvañanos tenía el compromiso de Cordero de apuntalar su proyecto. ¿Ya no confió Carlos Orvañanos en Cordero o ya no le vio posibilidades de ganar y por eso busco el apoyo de Josefina?
Los corderistas acusan a Orvañanos de «traidor» y denuncian un sabotaje desde el equipo de campaña de Vázquez Mota. «Tratan de mandar un mensaje de debilidad sobre nosotros porque saben que Cordero ya paso a Creel en los sondeos internos y se acerca a Josefina, les preocupa que de aquí a la votación les demos alcance», comento uno de los estrategas cercanos del ex titular de Hacienda.
En el círculo cercano de Cordero no dejan de expresar preocupación por el tono que está tomando la contienda interna. Aseguran que pueden alcanzar a Vázquez Mota, pero tienen en contra la percepción externa de las encuestas que aun los ubican en el tercer lugar. «Sabemos que podemos ganar la candidatura, no tenemos duda, pero nuestro problema será como convencer hacia afuera de que si ganamos no fue un fraude, la percepción afuera es que vamos muy atrás», dicen los corderistas.
Sin embargo ese buen ánimo que tienen en el primer círculo de Cordero no es compartido en el resto del PAN. Cada vez son más los panistas de la cúpula que ven a Josefina Vázquez Mota como la aspirante que más ha despuntado y la más competitiva para el PAN. En amplios sectores del papismo crece la percepción de que Ernesto Cordero «es el más preparado de los aspirantes, pero sería un mal candidato», por lo que la única opción real que le queda al papismo se llama Vázquez Mota.
El problema que tendrá el PAN, de seguir en la ruta de coalición en que se encuentra, es que el partido podría salir fuertemente dividido de su proceso interno. Aunque los panistas no son tan estridentes y no sería una factura expuesta ni visible, lo que podría ocurrir es que los corderistas, si salen derrotados, hagan «brazos caídos» y no apoyen la campaña de Vázquez Mota o viceversa.
El presidente Calderón ha tratado de llevar el proceso y se ha reunido en al menos dos ocasiones con los tres precandidatos en Los Pinos para tratar de inducir ciertas decisiones, pero todo indica que ni el propio mandatario tiene ya todo el control. La última vez que Calderón cito en su despacho a los precandidatos panistas fue el pasado 20 de noviembre. Acudieron Santiago Creel, Josefina y Cordero. Ahi el presidente expuso la ira de que uno de los tres se bajara de la contienda para que solo llegaran dos precandidatos a la votación.
Aquella propuesta de Calderón, dicen, iba dirigida a que se sacrificara Creel, que no acepto. El tema fue desmentido por el CEN del PAN y rechazado por los tres precandidatos en una clara muestra de que ni Calderón tiene ya todos los hilos del proceso interno del panismo que se enfila, todo apunta a una ruta de choque.
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