No importa quien o quienes llegaron primero. Muchos de sus nombres no aparecerán en los periódicos de estos días, pero sin ellos, la explosión en las oficinas centrales de Petróleos Mexicanos de el jueves 31 de enero del 2013 pudo haber derivado en algo peor.
Hasta el momento han fallecido 32 personas y más de una centena de heridos, 52 de ellos hospitalizados, según el director de la paraestatal, Emilio Lozoya Austin.
Vecinos, bomberos, soldados, policías capitalinos. Los propios compañeros que día a día convivían en el centro administrativo no dudaron ni un segundo para ayudar a sus colegas o amigos. Quizá nunca los habían visto, quizá sí. Luego se unió la Brigada de Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas del Distritos Federal, acompañados de perros listos para olfatear y rastrear señales de vida en el edificio B2.
El rescate fue dirigido por elementos de Petróleos Mexicanos, con el apoyo del mítico grupo de Rescate Topos. La Cruz Roja, el ERUM, marinos y muchas personas sumaron manos y patas para buscar vida. Aquí una muestra de sus esfuerzos...