El vicepresidente de Argentina, Amado Boudou, descartó hoy que vaya a renunciar al cargo, pese a los escándalos por corrupción que lo acosan desde el año pasado, por supuesto “tráfico de influencias”.

 

“Ni loco pensé en dar un paso al costado”, respondió el funcionario durante una entrevista radial, luego de ser cuestionado sobre si dejaría el cargo hasta esclarecer su situación judicial.

 

“Formo parte de un equipo y a veces algunos son defensores, otros son atacantes y soy parte de eso, tienes que hacer tripa y corazón y seguir para adelante”, afirmó.

 

Boudou también negó que su futuro político haya finalizado después de que se le involucrara en un caso de tráfico de influencias por el que está imputado, pero todavía no procesado.

 

El escándalo estalló el año pasado, cuando una investigación periodística denunció que en el año 2010, siendo ministro de Economía, Boudou ayudó de manera indebida a la empresa Ciccone Calcográfica.

 

Dicha firma, representada por Alejandro Vanderbroele, un supuesto amigo de Boudou, estaba en la quiebra y adeudaba 20 millones de dólares al fisco, pero fue rescatada gracias a la intervención del ahora vicepresidente argentino.