De que el consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, se muere de ganas de relegirse, a nadie le cabe duda. Pero las cosas no pintan bien para él en ese sentido.
Silvano Aureoles, coordinador de los perredistas en la Cámara de Diputados, ya dijo claramente que su bancada vetará su relección. La razón es simple: consideran que ha actuado de manera parcial a favor del PRI, renegando de sus luchas originales en fuerzas de la izquierda.
El priista Manlio Fabio Beltrones, a quien ayer le preguntaron cómo veían a Valdés Zurita, respondió con un dejo de sarcasmo que da qué pensar: “Lo estamos viendo con ganas de relegirse… pero todavía falta hacer la consulta dentro del Congreso”.
Y si al ambiente que tiene al interior del Consejo nos remitíos, tampoco las tiene del todo consigo. Basta seguir las sesiones del Consejo General para notar que no cuenta con autoridad moral frente a la calidad de otros de sus interlocutores. De ahí que por más que sea el consejero presidente, pierda votaciones importantes.
El 30 de octubre, recordemos, concluyen su mandato en el Consejo General del IFE cuatro de sus integrantes: Alfredo Figueroa, Macarita Elizondo, Francisco Guerrero y el citado Leonardo Valdés. El caso de García Ramírez es harina de otro costal y todo apunta a que pronto sea elegido su sucesor.
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RENUNCIA “JABONOSA”.- Quien también andaba filoso era Francisco Arroyo Vieyra. El tema con él, a partir de una pregunta sencilla: A partir de cuándo surtía efecto la renuncia de Sergio García Ramírez (como consejero del IFE).
Lo primero que comentó el presidente de la mesa directiva de San Lázaro fue que Valdés no les envió originalmente la renuncia de García Ramírez sino un documento en el que les hacía referencia a ésta, por lo que le solicitaron “comedidamente” una copia del original.
Luego, el priista Arroyo Vieyra señaló que la recibieron esta mañana (ayer), pero que no le quedaba claro cuál era la fecha a partir de la cual se hacía efectiva la renuncia, porque además de “extensa” era… “qué le diré, pues un poco jabonosa”.
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LA GUERRA SE PACTÓ EN LA CASA BLANCA.- Se acerca el fin de semana y nada mejor que recomendarles un libro interesantísimo sobre la forma en que Felipe Calderón decidió entrarle a la guerra contra el narcotráfico. ¿Cómo, cuándo se pactó, hasta dónde han operado la CIA, la DEA y el FBI en nuestro país en el marco de esta historia?
El libro lleva por título Narcoleaks y está escritopor Wilbert Torre, un espléndido cronista con quien compartimos andanzas periodísticas y que actualmente es corresponsal en Estados Unidos de la revista Etiqueta Negra.
Van unas líneas para abrir boca del capítulo titulado “Martes 13”: “La guerra contra el narcotráfico -la guerra de estos años, la guerra en México- se pactó en la Casa Blanca.
“Nueve de noviembre de 2006. Despacho Oval de la Casa Blanca. No era un buen día para George W. Bush... La vestimenta de Calderón era una metáfora de los contornos que adquiriría su gobierno: traje negro, corbata carmesí”.
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GEMAS: Regalito del diputado Silvano Aureoles sobre las declaraciones de la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo: “Se está poniendo el huarache antes de la espinada”.
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