Al imaginarnos un buen desayuno nunca falta fruta fresca y un rico jugo, lo que solemos ver como la parte más sana de la primera comida de la jornada.

 

Nadie duda que las frutas proporcionan muchos beneficios para la salud, pero ¿cuántas porciones debemos consumir al día y en qué forma? La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado una ingesta mayor o igual a 400 gramos diarios de fruta y verdura, lo que equivale a cinco porciones (una porción, por ejemplo, puede componerse de una manzana o medio plátano).

 

El balance ideal sería dos raciones de fruta y tres de verdura cada 24 horas: un plátano, dos manzanas, cuatro duraznos, veinte fresas más la dosis de vegetales.

 

Preferentemente debemos consumir las frutas en estado natural, ya que de otra forma pueden dejar de aportar vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, los cuales son esenciales para nuestra salud.

 

A lo que vamos, es a que suele pensarse que un jugo natural sustituye a una fruta, y de ninguna forma es así.

 

Para empezar, la cáscara y la pulpa de las frutas, casi nunca presentes en un jugo, poseen altos contenidos de fibra y generan efecto de saciedad, además de que ayudan a combatir estreñimiento, remover colesterol del cuerpo y controlar niveles de glucosa en sangre.

 

Consideremos también que para preparar un jugo se necesitan varias porciones de fruta, lo que deriva en sobreconsumo de azúcar. Por ejemplo, un vaso pequeño de jugo de naranja contiene alrededor de 110 kilocalorías, al tiempo que una naranja no pasa de 36 kilocalorías (para hacer el jugo se necesitan al menos 3 naranjas).

 

Pese a lo anterior, siempre será preferible el consumo de un jugo absolutamente natural a privarse por completo de frutas.

 

Una problemática adicional, y casi siempre ignorada, se da con el momento del exprimido. El jugo debe beberse después de ser exprimido ya que al paso de los minutos va perdiendo buena parte de sus nutrientes por un proceso de oxidación. Dejar la jarra de jugo a la espera en la mesa o en el refrigerador, es un mal hábito demasiado común.

 

En el caso de los jugos comerciales, implican el consumo de muchas calorías pero sin los beneficios de la fruta, ya que contienen mínima cantidad de jugo de fruta natural y están adicionados con endulzantes.

 

Otro punto importante al referirnos a las frutas es que no todas disponen de las mismas condiciones y propiedades, haciendo recomendable que se varíe la selección.

 

Por todo lo aquí dicho, cuando en un desayuno le pregunten “¿Jugo o fruta?” recuerde que aunque parezca, no es lo mismo. Ni siquiera similar.

 

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