Una de cal por tantas de arena. Ayer, finalmente y en votación de última hora, el Senado aprobó una ley que da cauce a la participación de los capitales privados en proyectos de infraestructura y de servicios públicos como la construcción de hospitales, escuelas, reclusorios, aeropuertos, plantas eléctricas, entre muchos otros, en concesiones de hasta 40 años.

 

Ya esta ley -conocida como Ley de Asociaciones Público-Privadas- había sido aprobada el día anterior, el martes pasado, por la Cámara de Diputados en su penúltima sesión del actual periodo ordinario.

 

La aprobación de esta ley es un paso adelante en materia de inversiones y de atracción de capitales que tanto requiere el país para darle sustentabilidad al crecimiento económico con bases sanas.

 

Pero sobre todo es un paso en la dirección correcta para remover las telarañas ideológicas que han entrampado el avance económico bajo el engaño de que el enemigo público son los empresarios y el capital privado y, por lo tanto, no debe permitirse su participación en la ‘cosa pública’.

 

Una tontería superada hace tiempo en el mundo y causa de graves y recurrentes crisis fiscales. No nos equivoquemos: Los enemigos públicos son el atraso y la pobreza, la opacidad y la corrupción que esconde.

 

La nueva ley abre oportunidades; ahora es preciso que su aplicación y evaluación se ajusten estrictamente al interés público.

 

SÍGALE LA PISTA…

LA CRISIS DEL EURO. Tres días fueron suficientes para evidenciar las profundas fracturas que subsisten en la Unión Europea con Gran Bretaña fuera del pacto fiscal, con el Banco Central Europeo negándose a convertirse en prestamista de última instancia y con Alemania erigida en la nueva mandamás dictando lo que sí y lo que no a la Unión tensando aún más la débil cuerda que une a los países miembros. La recesión se ha profundizado en países como España, Italia y Portugal y las medidas fiscales recientemente adoptadas abonarán aún más a esa expectativa por varios años. México debe estar atento a la contaminación europea por la vía de los mercados (volatilidad cambiaria) y de su potencial impacto en el sistema financiero estadounidense.

 

OPORTUNIDAD AUTOMOTRIZ. Parafraseando a los chinos, la crisis económica global es una enorme oportunidad para un país como México y la industria automotriz es un botón de muestra. Es probable que este año la producción de vehículos supere 2.55 millones de unidades, de las que 2.13 millones se destinan al mercado de exportación, consolidándose como uno de los 10 productores más importantes del mundo superando a países como Canadá y Reino Unido y a la par de potencias como Francia y España. En el mercado estadounidense los vehículos fabricados en México habrán superado en volumen a Alemania y Corea del Sur. Firmas japonesas como Nissan, Mazda y Honda están invirtiendo fuerte en el país a la par de las estadounidenses Ford, General Motors y la alemana Volkswagen. La crisis global ha creado condiciones para que México se plantee una ruta de crecimiento explosivo hacia los próximos años en un sector clave para la manufactura del país.

 

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