En el 2003, Leandro Salas Galaviz llegó a Estados Unidos acompañado por su mamá y su esposa, en busca del llamado “sueño americano”. Ocho años después, un jurado de Texas lo condenó a cadena perpetua por tráfico de drogas, y a su familia a más de una década de prisión por lavado de dinero.
De vendedor de donas a “señor” de las drogas. Así se resume la vertiginosa vida de este mexicano, quien cruzó la frontera de forma ilegal con menos de 200 dólares, pero que tras vincularse con el cártel del Golfo y luego con Los Zetas, logró hacerse de una vida de lujos y un patrimonio inmobiliario de más de medio millón de dólares.
Todo se acabó en el invierno del 2009, cuando la DEA arrestó al mexicano, a su familia y a varios cómplices suyos, en el marco de la llamada Operation Reload implementada en Laredo, Texas, para desarticular una red de tráfico de drogas y lavado de dinero, que operaba en toda esa región.
El resumen del Departamento de Justicia del Gobierno de los Estados Unidos, respecto a la minuciosa investigación que permitió declarar a Galaviz, culpable de 14 de 16 cargos por tráfico de drogas, indica que el indocumentado llegó al país a principios del 2003, acompañado de su esposa Mayra López.
El aún joven de 27 años de edad consiguió rápidamente trabajo en una franquicia de una conocida cadena de venta de donas ubicada en los suburbios de Dallas. Tres meses después, y aconsejado por un compañero, se trasladó a Laredo, donde trabajó como vendedor en distintos lotes de autos usados.
En sus declaraciones ante el jurado, Galaviz señaló que lo que ganaba apenas le alanzaba para sostenerse, pero decidió quedarse luego de que conoció a alguien que le propuso dedicarse al tráfico de estupefacientes.
“Si te pones a trabajar bien en este negocio (las drogas), te van a pagar bien”, dijo Galaviz, en una de varias conversaciones que fueron grabadas por agentes encubiertos de la DEA en el 2007, y presentadas ante el juez del Distrito de Texas.
Tras adoptar el alias de Daniel Obregón, el mexicano inició así con una carrera siempre ascendente en el mundo del narcotráfico, En sólo tres años, logró traficar varias toneladas de cocaína y marihuana provenientes de México, y distribuirlas a través de redes de narcomenudeo, principalmente en Laredo, Dallas, Fort Worth e incluso Chicago.
En el 2007, su “trabajo eficiente” le permitió operar directamente bajó las órdenes de Jaime González Durán, alias El Hummer, quien a su vez lo puso en contacto con la alta jerarquía del cártel del Golfo y de Los Zetas, a quienes el detenido nombraba en conjunto como La Compañía.
En las grabaciones de la DEA, Salas Galaviz reconoce que conoció y recibió órdenes directas de Heriberto Lazcano Lazcano, alias El Lazca, actual líder de Los Zetas, así como de Iván Velásquez Caballero, El Talibán, o de Miguel Ángel Treviño, El Z-40.
Otra grabación del mismo año, revela cómo el mexicano se jactaba de la importancia de pertenecer a La Letra (en referencia a Los Zetas), e incluso señaló textualmente que “si no fuera por mi eficiencia en Laredo, ellos (Los Zetas) no tendrían ni que comer”.
Para el trasiego de drogas desde México, y el envío de millonarias cantidades de dinero en efectivo de vuelta, Galaviz utilizaba principalmente tractocamiones, los cuales lograba cruzar la frontera gracias a una red de complicidades con transportistas y autoridades aduanales.
Las grabaciones evidenciaron, no obstante, que pese a los recursos obtenidos, el ex vendedor de autos siempre tuvo una visión pesimista de su futura en el narcotráfico, pues afirmaba que “la mitad de la gente que se dedica a esto acaba muerta, y la otra mitad, en la cárcel”.
Millonario lavado
De acuerdo con la investigación de la DEA, entre el 2004 y el 2009, Salas Galaviz depositó cerca de dos millones de dólares provenientes de la venta de drogas, en distintas cuentas bancarias, las cuales abrió con el apoyo de su esposa Mayra López, y de su made, Josefina Galaviz.
Utilizando las mismas cuentas, él y su familia realizaron múltiples transacciones de corto plazo, incluyendo compra y venta de vehículos y propiedades.
Incluso, junto con su madre, creó una compañía fantasma de nombre Via Italia Devine, a través de la cual realizaba inversiones en varias compañías de Laredo.
En abril del 2008, ambos pagaron 180 mil dólares por un terreno exclusivo de la misma ciudad, y posteriormente invirtió 400 mil dólares en construir una lujosa casa en ese mismo lote.
Fin del “sueño”
En diciembre del 2009, la oficina en Laredo de la Administración Federal Antidrogas de los Estados Unidos (DEA) puso en marcha el operativo denominado Operation Reload, mediante el cual se logró la desarticulación de una red de distribuidores de droga traficada por cárteles mexicanos a través de la frontera de Texas.
En total fueron detenidas 29 personas, entre ellas Leandro Salas Galaviz, su esposa y su madre, además de otros cómplices.
La Fiscalía construyó el caso en contra del mexicano, a quien presentó como el “kingpin” de las drogas en Texas, basándose en pruebas documentales, pero sobre todo, en las grabaciones que la DEA logró registrar desde el 2007 a través de sus agentes encubiertos.
La evidencia fue irrefutable, y el juez perteneciente al Distrito Sur de Texas, condenó el lunes pasado a Salas Galaviz a cadena perpetua por 14 cargos de tráfico de narcóticos, lavado de dinero, y conspiración para cometer otros ilícitos.
La madre y su esposa, recibieron una condena de 11 años de cárcel por lavado de dinero y asociación delictuosa.
“Si ellos (los policías) alguna vez me detienen, estoy seguro que nunca más saldré”, dijo Daniel Obregón, en una de las grabaciones del 2007. La justicia le dio cuatro años después la razón.