Cuatro días después de que fuera sorprendido por la policía capitalina conduciendo en estado de ebriedad, tras severas críticas por haber tramitado un amparo para incumplir con las horas de arresto que se le impusieron, El Niño Verde regresó ayer a El Torito.

 

Eso sí, esta vez el senador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Jorge Emilio González Martínez, se presentó sobrio, sin escoltas y se identificó con su verdadero nombre. El Alquimista, de Paulo Coelho, fue el libro que eligió para que le acompañará en el encierro.

 

“Quiero poner un ejemplo”, fue el argumento del político para justificar las razones para acudir, en medio de la semana laboral, a cumplir las 13 horas de arresto que le faltaban y no el próximo sábado, como originalmente lo anunció.

 

Fue el sábado pasado cuando González Martínez fue detenido en un punto de revisión del alcoholímetro, mientras conducía su automóvil de lujo Mercedes Benz en calles de la colonia Polanco.

 

La historia en poco tiempo se hizo del dominio público: los escoltas del senador amenazaron a los policías con “despedirlos”, luego intentaron sobornarlos con dos mil pesos, y posteriormente discutieron. Finalmente, el senador fue llevado a El Torito, donde se le impusieron 20 horas de arresto, de las que apenas cumplió siete tras promover por cuatro mil pesos un amparo.

 

Tras la lluvia de críticas y de intentar explicar que solicitó el amparo porque “todo mundo lo hace” y porque tenía “sed, hambre y frío”, El Niño Verde decidió presentarse ayer, desde temprano, en el Centro de Ejecución de Sanciones Administrativas, que todos en la capital conocen como El Torito.

 

El también ex presidente del PVEM no llegó esta vez en un Mercedes, sino en una camioneta tipo suburban. Vistió ropa cómoda: una sudadera de color azul, por eso de que le dio frío, así como un pantalón de mezclilla y unos tenis. En el brazo, llevaba el libro del conocido escritor brasileño.

 

Pero no era lo único que traía. Para no estar incómodo, El Niño Verde traía en una mochila una bolsa para dormir y un sándwich por sí no le gustaba la comida de El Torito.

Cerca del mediodía, la subsecretaría del Sistema Penitenciario aclaró que el político del Partido Verde no gozaba de ningún privilegio, aunque ocupó una estancia él solo, ya que la afluencia en El Torito es menor entre semana.

 

También tuvo la posibilidad de jugar en las canchas deportivas de la instalación o de permanecer en el comedor con los otros internos, si no deseaba estar dentro de la estancia.

 

Luego de que cumplió con las 13 horas que le faltaban, Emilio González Martínez abandonó El Torito, ubicado en la delegación Miguel Hidalgo, alrededor de la 10 de la noche, momento que fue registrado por decenas de medios de comunicación que lo esperaban desde la tarde.