Transcurrieron 25 días de la explosión en el complejo administrativo de Petróleos Mexicanos (Pemex), que costó la vida de 37 trabajadores, y las respuestas aún tardarán en llegar.

 

Lo anterior debido a que los primeros peritajes practicados por la Procuraduría General de la República (PGR) en materia de mecánica de hechos, incendios y explosiones, química e ingeniería, entre otros, no arrojaron elementos suficientes para confirmar la hipótesis oficial que apunta a la explosión por acumulación del gas.

 

Y aunque los especialistas de la UNAM, del IPN y asesores extranjeros que colaboran en la investigación coinciden en la factibilidad de que el siniestro fuera provocado por este motivo, no se ha logrado confirmar qué tipo de gas se acumuló, ni de dónde provino.

 

Autoridades de la Procuraduría indicaron que la semana pasada se pusieron en marcha nuevos estudios periciales que permitirán reunir la evidencia necesaria,  pero esta vez no existe una fecha probable para dar a conocer los resultados.

 

Entre los aspectos que se analizan se encuentra toda la constitución del terreno y el suelo en el que está asentado el complejo administrativo, incluyendo su utilización en los últimos cien años. Antes de que las oficinas de Pemex fueran construidas, el terreno era propiedad de la compañía también petrolera “Huasteca Petroleum”.

 

Ante las dificultades de ubicar una fuente del gas, o de discernir entre algunas de las hipótesis que se han manejado, los investigadores no descartan que se haya producido desde el subsuelo.

 

Con la mayoría de los escombros que dejó la explosión ya removidos, la Procuraduría en colaboración con los ingenieros de las referidas instituciones académicas y del propio personal de Pemex, también realizará diversos análisis de las estructuras, de los espacios del subsuelo, y de todos los ductos que conectan con la Torre B2.

 

Lo que está corroborado es que el edificio siniestrado no tenía generadores de gas ni ductos a través de los cuales pudiera viajar un combustible de este tipo, por lo que la investigación necesariamente tiene que concluir, explicaron en la PGR, con la ubicación del origen del mismo, sea gas meta, natural o de otro tipo.

 

El procurador Jesús Murillo Karam reconoció, en una entrevista la semana pasada, que no es posible establecer fechas fatales para dar a conocer algún avance.

 

“No tengo idea de cuándo (habrá  resultados) , son dictámenes que tardan mucho tiempo tengo que hacer dictámenes de suelo de diferentes tipos de órdenes, estoy haciendo un estudio de suelo (…)estoy viendo si cuando se hizo la construcción se removió el terreno adecuadamente, o sea va a tardar. No va a ser muy pronto”, apuntó.

 

La planta baja y sótanos de la Torre B2, donde se registró el siniestro, siguen acordonados y solo tienen acceso las personas directamente vinculadas con la investigación.

 

Declaraciones

 

 

De acuerdo con la procuraduría se han recabado más 50 declaraciones ministeriales de víctimas, testigos y especialistas que participan en la investigación de la explosión del pasado 31 de enero en Pemex.

 

La mayoría de los testimonios de las personas que se encontraban  en el edificio, según las fuentes consultadas, hacen referencia en torno  al estruendo de la explosión y el estallido, así como el derrumbe y nube de polvo que vino después. Hasta el momento, nadie ha hecho referencia a situaciones anómalas previo al incidente.

 

La PGR espera en breve recabar las declaraciones de los nueve trabajadores que continúan hospitalizados.

 

Comparecencia

 

La semana pasada la Cámara de Diputados dio luz verde a la comparecencia ante la comisión Bicamaral de Seguridad nacional de los titulares de Gobernación, Pemex, PGR y otras instancias, para explicar los avances en torno a las investigaciones por el estallido en el complejo administrativo de la paraestatal.

 

Sin embargo dicho acuerdo establece que será la Comisión Bicameral, integrada por tres diputados y tres senadores, la que definirá la hora y fecha del encuentro privado, así como el formato, por lo que aún no hay precisión sobre cuándo será la reunión.