VATICANO. Cuando fallece un papa o renuncia, como es este caso, el gobierno provisional de la Iglesia católica pasa a manos del cardenal camarlengo, cargo que ostenta el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, nacido en Romano Canavese (Italia), el 2 de diciembre de 1934.
Entre otros asuntos, se encargó desde ese puesto del caso del arzobispo africano Enmanuel Milingo, amenazado de excomunión al contraer matrimonio con una coreana por el rito Moon y que poco después volvió a la obediencia de Roma.
Asimismo, publicó la tercera parte del “secreto” de Fátima, durante el Jubileo de 2000 y, junto a Ratzinger, estudió la documentación sobre los escándalos relacionados con abusos sexuales supuestamente atribuidos a sacerdotes y prelados estadounidenses.
Participó en el cónclave del 19 de abril de 2005, que eligió a Benedicto XVI, que lo nombró Secretario de Estado (primer ministro) el 22 de junio de 2006, sustituyendo al cardenal Angelo Sodano.
El 4 de abril de 2007 fue nombrado camarlengo, después de que el papa aceptara la renuncia del español Eduardo Martínez Somalo al cumplir 80 años.
El cardenal camarlengo es el que se encarga de la administración de los bienes y de los derechos temporales de la Santa Sede, ayudado por tres purpurados asistentes.
También es quien se encarga de confirmar -una vez informado por el Prefecto de la Casa Pontificia- de la muerte del Papa, de firmar el acta del deceso, de sellar el apartamento del pontífice difunto, de tomar posesión del Palacio Apostólico Vaticano y de los palacios Lateranense y de Castel Gandolfo.
En esta ocasión, el Pontífice sigue vive y lo primero que hará el camarlengo, una vez que Benedicto XVI ha dejado de ser papa a las ocho de la tarde local, será sellar el apartamento del pontífice y tomar posesión del Palacio Apostólico Vaticano.
Visto que Benedicto XVI se marcha a Castel Gandolfo y allí no se guardan documentos importantes del Pontificado, la residencia de veranos de los papas que se levanta sobre el lago Albano, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, no será precintada.