La población de la ballena gris (Eschrictius robustus), especie considerada mexicana por su nacimiento y reproducción en mares de la península de Baja California, ha repuntado en los últimos años luego de estar en severo peligro de extinción. Curiosamente, de entre sus amenazas, además de la pesca, el arribo de cruceros ha disminuído en la zona, lo que crea mejores condiciones para su reproducción.

 

En el conteo realizado en 2012, se llegó al máximo histórico de dos mil 721 individuos tan sólo en la Laguna Ojo de Liebre, en la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno y principal santuario de la especie. La mayor cifra desde que comenzó el registro en 1996.

 

El número de nuevos cetáceos pasó de 183 crías en 2010 a 599 en 2011, y para 2012 se impuso el récord de mil 198 nuevos ballenatos. En contraste la industria portuaria reflejó una caída luego de alcanzar su máximo histórico en 1,667 cruceros en 2008 en el area del Pacífico a 918 en 2011.

Para este año se han contabilizado un total de 1,321 cetáceos en lo que va de la temporada en la Laguna Ojo de Libre, mientras que en la Laguna San Ignacio, Baja California Sur también se reporta un incremento en la población de ballenas madre con cría cuando se avistaron 133 y 110 en los años 2011 y 2012 respectivamente. En años anteriores los conteos eran hasta cuatro veces menores, donde en 2010 sumaron 20 ballenas y en 2009, 62.

 

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), estimó que de 2007 a febrero de 2012, nacieron en aguas mexicanas tres mil 553 crías de ballena gris.

 

 

Mientras los cruceros, uno de los sectores del turismo más afectados en México, cerró el 2012 con una caída de 22.4 por ciento, al registrar solamente la llegada de mil 772 embarcaciones en las áreas Pacífico y Gofo-Caribe, mismos niveles que hace 10 años. (2002: 5,135.5; 2012: 5,130.5).

 

Y es que la observación de ballenas es una de las actividades ecoturísticas más importantes en el norte del Pacífico mexicano en la época invernal. La Secretaría de Turismo la cataloga como una de las tres actividades ecoturísticas más rentables en el país, con cerca del 7.5% de la derrama económica de dicho rubro.

 

Dentro de las principales amenazas para los cetáceos está la captura incidental por pesca. Se ha estimado que cada año en el mundo mueren accidentalmente por esta actividad más de 300 mil cetáceos (entre ballenas, delfines y marsopas).

 

Asímismo el transporte marítimo, ya sea pesquero, de carga o de pasajeros, puede afectar negativamente a las poblaciones de cetáceos de una región. Indirectamente, la navegación impacta por la contaminación en la calidad del agua al verter sus desechos al mar.

 

De manera directa, los cascos y propelas de los buques pueden colisionar con los animales, provocándoles desde lesiones superficiales y fracturas, hasta la muerte. Las colisiones ocurren fundamentalmente con buque-tanques, cargueros, buques militares y transoceánicos recreativos.

 

 

A pesar de la insuficiencia de datos científicos, la ley también advierte sobre los diversos efectos del ruido de las embarcaciones en el desarrollo regular de los procesos biológicos que regula la vida de las ballenas. Por lo que se promueven mejores medidas para evitar daños en el ecosistema.

 

Fue en el año 2000, cuando se contaron más de 200 cetáceos muertos en las costas del Océano Pacífico, la cifra más alta de mortalidad del que se tenga registro. Entre las posibles causas están el ruido de embarcaciones, la alteración de corrientes marinas por las mismas y el calientamiento global.

 

A pesar de la advertencia de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA) de que en el 2013 la ballena gris tendría menos nacimientos en las costas de Baja California debido a que las capas de hielo en el Ártico se derritieron muy lentamente lo que redujo la disponibilidad de alimento. El calentamiento global también ha beneficiado en otros años a la especie.

 

Y es que el derretimiento de los casquetes polares amplía la zona en la que la ballena gris se alimenta de la primavera al otoño. Los meses de estancia en mares mexicanos vive unicamente de las reservas de grasa que acumuló.

 

Sin un censo general por parte de las autoridades, se estima que 20 mil ballenas viajan cada año desde el Ártico (de Bering y de Chukchi, en Alaska), a las costas de Baja California, en un recorrido de unos 15 mil kilómetros para dar a luz.

 

 

 

Saludan ambientalistas freno de Semarnat a proyecto en bahía de BCS

 

México, 14 Feb. (Notimex).- Organizaciones ambientalistas celebraron que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) haya desechado el proyecto de dragado de la Bahía de Magdalena, en Baja California Sur que, aseguran, ponía en riesgo la zona de reproducción de la ballena gris.

 

El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) dio a conocer en un comunicado que la solicitud de dragar la bahía para que entraran cruceros de las empresas Holland América Line y Carnival Cruise Line, se desechó, porque no se presentó en tiempo y forma la información requerida.

 

El Cemda, la Asociación de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos y la agrupación Costasalvaje saludaron la decisión y explicaron que la empresa que pretendía realizar el proyecto no presentó las medidas de mitigación para el hábitat de tortugas y ballenas, ni demostró los daños que podría generar a la pesca en la zona.

 

Sin embargo, Agustín Bravo Gaxiola, representante del Cemda en el Noroeste, advirtió que éste “es sólo un respiro temporal para ballenas, delfines y tortugas”, pues la Administración Portuaria Integral (ante la que se presentó el proyecto), no se ha desistido formalmente.

 

De acuerdo con las organizaciones, el proyecto afectaría a especies en riesgo y a la economía de la zona, pues generaría problemas en la pesca, al dragar un canal de tres mil 550 metros de largo que permitiría el paso de grandes barcos, afectando al avistamiento de ballenas y la pesca, principales actividades económicas de la zona.

 

En septiembre, la senadora Ninfa Salinas Sada solicitó a la Semarnat un estudio de impacto del proyecto; la realización de una consulta pública y la posibilidad de declarar a la Bahía de Magdalena como Hábitat Crítico.