El martes pasado, la televisión venezolana se paralizó una vez más. Algo común en el régimen bolivariano encabezado por Hugo Chávez Frías. En esta ocasión fue para informar del fin de dicho gobierno.
Los distintos canales de la televisión en Venezuela pararon su programación, basada en telenovelas y programas de concurso y del corazón, para que Nicolás Maduro informara la nota esperada: la muerte de “Mi Comandante”.
Cada uno de los espacios televisivos venezolanos actuó de forma similar. Algunos, incluso, de manera más oficialista que otros. Hubo quienes vieron la oportunidad de quedar bien con el fallecido.
El presidente de Venezolana de Televisión, la principal cadena del país, salió al aire para dar unas palabras de agradecimiento. Acompañado de todo el personal del canal y desde el set de noticias, William Castillo rindió pleitesía y reconocimiento al “gran comunicador” al “prohombre” y, tras de ello, lanzó el video donde Chávez daba el instructivo sobre qué hacer si no superaba la lucha contra el cáncer: votar por Maduro.
Curioso que suceda eso en VTV, canal que tenía su historia con el presidente Chávez desde mucho tiempo atrás. En 1992, cuando Chávez encabezó un intento de golpe de Estado contra el gobierno del desaparecido Carlos Andrés Pérez, VTV fue el canal que eligió para tomar y lanzar sus arengas en contra el gobierno. Curiosamente, en 2002, cuando un coup d’etat intentó lanzar a Chávez al basurero de la historia. El mandatario sacó rápidamente del aire la señal, tal vez al recordar su propia estrategia de comunicación.
Y sí, Hugo Chávez era un gran comunicador. Supo usar la radio y la televisión como vehículos casi perfectos de propaganda. La transmisión en cadena de su programa “Alo Presidente” era un método perfecto para inyectar no ideología, pero sí el carisma y las ocurrencias de un poderoso que sabía llenar el tiempo-aire de ridículos y chispazos. Que sabía seducir audiencias. Que sabía poner de su lado al votante.
Por eso era tan importante el control mediático. Por eso eliminó a Radio Caracas Televisión, la segunda cadena privada del país, cuando ésta decidió no respaldar a pie juntillas sus decisiones de utilización de medios. A Chávez no le tembló la mano para terminar con 50 años de historia de producción audiovisual. Al día de hoy, RCTV no puede hacer nada en Venezuela.
Venevisión es caso aparte. En los 80, la cadena era la principal competidora de Televisa en la elaboración de teledramas para exportación. Hoy en día, Venevisión se ha oxidado. En gran parte, por la desconfianza de la familia Cisneros hacia el gobierno bolivariano.
Igual el caso de Telesur. Creación de Chávez, la cadena noticiosa intenta inyectar un estilo de vida en Sudamérica, el Estilo Bolívar.
Los medios venezolanos viven una situación de opresión singular. La calidad se ha demeritado a tal nivel que, el miércoles, al iniciar las pompas fúnebres del gobernante muerto, una voz repetía, una y otra vez, una gacetilla sobre vida y obra de Chávez… para terminar con la imagen y sugerencia de la permanencia de Nicolás Maduro en el poder.
Pero no todo fue malo en los medios en la época chavista. Durante su periodo exigió que la mitad de la música programada fuera hecha en Venezuela. Eso exponenció la producción musical nacional y, por el otro lado, hizo crecer a figuras como Walter Martínez que, en ninguna otra televisora del mundo, hubiera tenido un lugar gracias a su ácida cicatriz que tapa un parche.
Chávez murió y, con él, una curiosa época de relación entre el poder y los medios latinoamericanos. Relación que, algunos, quisieran calcar.