Entre los temas más incómodos que han marcado el actual Cónclave para elegir un nuevo Papa de la Iglesia católica, en Roma, está sin duda la pederastia de sacerdotes de varios países del mundo que han cometido abusos sexuales contra niños y que, en muchos casos -el más emblemático ocurrió en México y fue el del padre Marcial Maciel- fueron cubiertos con la impunidad y la protección por la misma curia católica que se cerró a las denuncias y a las pruebas de abusos por mucho tiempo.
El fantasma de los curas pederastas ha flotado en el ambiente de Roma y en la Capilla Sixtina como una pesada loza que ha llevado a algunos cardenales a orientar su voto de tal o cual modo y ha hecho que amplios sectores de la Iglesia, sobre todo de países donde sí se han investigado y castigado los abusos, como Estados Unidos o Irlanda, le den preponderancia al tema como una de las prioridades para erradicar que tendrá el nuevo Papa que resulte electo en las próximas horas.
Es en ese contexto que la presencia en el Cónclave del cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera ha sido señalada desde su propio país como “indebida” por considerarlo uno de los jerarcas católicos que protegió y ocultó casos de pederastia y a sacerdotes que cometieron abusos. La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes, que reunió decenas de miles de firmas vía electrónica, pidió al Vaticano que el Arzobispo de la Diócesis Primada de la Ciudad de México no participara en el Cónclave cardenalicio debido a los señalamientos que pesan en su contra por proteger y ayudar a curas pederastas.
Poco eco han tenido hasta ahora en la ciudad papal las voces de los mexicanos que descalifican a su propio cardenal para elegir a un nuevo jefe de la Iglesia católica, sin embargo el hecho es una mancha más, quizá la más grave, en el purpurado traje del cardenal Rivera que esta vez fue señalado y exhibido en todo el mundo a través de internet y las redes sociales. Aunque la respuesta del jerarca mexicano fue, como es su costumbre, la soberbia, al recordar que a él lo exoneraron en una Corte de Los Ángeles, California, por las acusaciones de protección a pederastas, los señalamientos en su contra se han actualizado y lo colocaron en una posición incómoda en Roma.
Nadie olvida en México la reacción iracunda y cerrada que tuvo Norberto Rivera, ya cardenal, cuando surgieron en investigaciones periodísticas las primeras denuncias de los abusos sexuales del padre Marcial Maciel. Rivera, sin analizar las denuncias de los sobrevivientes de abusos y las evidencias, desmintió las acusaciones y defendió a Maciel, que había sido su promotor y protector, y que después sería defenestrado por el Vaticano al reconocer la contundencia de los testimonios y las pruebas del perfil criminal del fundador de Los Legionarios de Cristo y uno de los consentidos de la curia romana por décadas.
Pero además a Norberto lo condena otro caso documentado ampliamente en el que fungió como protector del sacerdote Nicolás Aguilar, de la Diócesis de Puebla, que tras cometer decenas de abusos sexuales contra niños en aquel estado, que motivaron incluso denuncias penales, fue traído por el cardenal Rivera a la Ciudad de México, donde lo ocultaron en una parroquia por varios meses, sin atender las denuncias en su contra, para luego enviarlo, recomendado, a la Diócesis de Los Ángeles, donde el cardenal Brian Mahoney, que en 2011 renunciaría por los escándalos de abusos sexuales a menores, lo volvió a proteger y a solapar más violaciones cometidas en territorio estadunidense por el sacerdote mexicano.
Así que Norberto Rivera difícilmente se librará de la pesada sombra que le acompañó en Roma y que le seguirá acompañando en su regreso a México. Y si como se piensa, el tema de la pederastia en la Iglesia llega a ser prioridad del nuevo papado -lo que depende en mucho del perfil que finalmente elijan los cardenales- Norberto Rivera, si de verdad tiene algo de conciencia cristiana, no podrá volver a dormir tranquilo.
NOTAS INDISCRETAS… A la que se ha visto activa últimamente es a la ex secretaria de Energía, Georgina Kessel, quien ocupara varios cargos en la administración de Calderón, y ahora se dice, busca regresar a la administración pública, pero con el PRI, y para hacerlo la apadrina “un alto funcionario de Hacienda”, nos dicen…”. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…”, con esa lógica el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, inauguró esta semana las reuniones de capacitación para la fiscalización municipal en su estado, en donde expertos enseñarán a los ayuntamientos a llevar las cuentas públicas bajo los nuevos criterios de transparencia y rendición de cuentas, por aquello de que la entidad ha tenido problemas con las cuentas municipales. “El país vive tiempos de cambio con el presidente, Enrique Peña Nieto”, les dijo Duarte a los alcaldes, a los que se busca educar en la transparencia… Los dados mandan Serpiente. ¿Habemus o no habemus Papa?