La prensa especializada está amenazada. La espada de Damocles que pende sobre su cabeza no proviene de los gobiernos, ni siquiera de las organizaciones empresariales, sino de su propio anquilosamiento.

 

De su resistencia a ver más allá de sus narices, que le impide advertir lo que está ocurriendo con las nuevas estrategias de comunicación que se imponen a partir del uso intensivo de las nuevas tecnologías de la información.

 

Las grandes empresas han descubierto desde hace tiempo que para posicionar una opinión, para sensibilizar a su mercado sobre un tema que les importa o para contrarrestar una opinión negativa, la prensa especializada tradicional juega un papel cada vez menos relevante.

 

Y es que la caída de los tirajes de las ediciones de periódicos y revistas en papel y el no entendimiento de sus redacciones acerca de la revolución del periodismo digital, están acelerando la pérdida de influencia de estos medios en sus mercados tradicionales y, principalmente, entre los millones de usuarios jóvenes de contenidos especializados.

 

¿Por qué usar a los medios tradicionales especializados para emitir una opinión a un mercado limitado, si el área de comunicación de la empresa la puede divulgar con mayor efectividad a través de sus extensas redes sociales o, incluso, a través de sus propios medios y periodistas en lo que se conoce como “brand journalism” o “periodismo de marca”?

 

El 24 de febrero pasado el diario español El País publicó un artículo sobre el fenomenal crecimiento en Estados Unidos de las “redacciones corporativas” formadas por periodistas profesionales que generan contenidos a lo largo del día para millones de sus usuarios.

 

“Entre 2011 y 2012, algunas de las firmas más potentes del mundo han creado portales informativos situados ya en el podio de los más influyentes, visitados y citados. Son webs tecnológicas como The Network (propiedad de Cisco), CMO (Adobe) o Freepress (Intel), financieras como The Financialist (Credit Suisse) o de negocios como Businesswithoutborders (HSBC). A ellas habría que añadir el Openforum, de American Express, o el nuevo site corporativo de Coca-Cola, reconvertido el año pasado, según el propio The New York Times, “en una auténtica web de noticias”, Coca-Cola Journey.

 

El nuevo fenómeno no tiene nada que ver con las revistas de empresa de toda la vida. Estamos ante portales informativos accesibles a escala global (escritos en inglés), dotados de una oferta informativa similar y hasta superior a la de publicaciones tradicionales, actualizados a diario, con un diseño excelente y con redacciones y colaboradores de primera línea”.

 

Se trata de verdaderos diarios digitales especializados en negocios, marketing, tecnología, economía, gerencia o políticas públicas con opinión de expertos de alto nivel, y con coberturas informativas que envidiaría cualquier redacción tradicional.

 

¿Hay un problema de imparcialidad? En el fondo claro que sí. Pero la información que proporcionan es útil, logran establecer una conexión directa con millones de usuarios que buscan esta información, y en muchos casos tienen un mayor nivel de conocimiento y expertise que lo que se encuentra en la prensa tradicional.

 

Por eso es una amenaza al periodismo profesional. Es la invasión del ser y quehacer del periodista especializado que aún no acaba de entender que el tren de las nuevas tecnologías ya le rebasó y que la sobrevivencia de una prensa independiente es crucial para el cambio que México ha emprendido.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

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