Entre el 28 de junio de 2010 y el 1 de enero de 2011 el priismo sufrió dos golpes.

 

En la primera fecha fue asesinado su candidato a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, un político muy popular a partir de su labor médica.

 

Quien no se paralizó fue Eugenio Hernández, pues desde la Casa de Gobierno de Ciudad Victoria impulsó al hermano de Rodolfo, Egidio Torre Cantú, para sorpresa de la cúpula de su partido.

 

Egidio ganó sin problema.

 

Pero el 1 de enero de 2011, tras su toma de posesión, el flamante gobernador se puso en manos de Felipe Calderón y le entregó desde la policía hasta su lealtad política.

 

El priismo lo había perdido en términos reales y en julio pasado fue el derrotado en Tamaulipas ante el avance del PAN.

 

Dos años y dos meses después el gobierno voltea con asombro hacia el norte y ve al estado en crecientes condiciones de inseguridad, libre actuación de grupos criminales -con dominancia de Los Zetas y el cártel del Golfo- y el vacío de autoridad.

 

Aquí está el problema.

 

El fin de semana hubo balaceras en la frontera tamaulipeca y el gobernador Torre Cantú no apareció siquiera para transmitir un mensaje de paz a la población.

 

El caso está bajo análisis.

 

En la emergencia se ha aumentado la presencia del Ejército y de la Secretaría de Marina, pero hará falta mucho más.

 

La suerte de Torre Cantú está bajo análisis.

 

UN SECRETARIO SIN BUENOS ANTECEDENTES

 

El duelo por el crimen de José de Jesús Gallegos Álvarez no será largo.

 

No lo será porque la biografía del ex secretario de Turismo de Jalisco tiene muchos ángulos reprobatorios.

 

Si Aristóteles Sandoval lo llamó al gobierno fue a pedido de empresarios del sector, a pesar de su mala fama, de negocios turbios y hasta problemas por haberse apropiado tanto de terrenos para hoteles como acciones de socios.

 

Quizá a esto se refirieron las autoridades policiacas cuando, tras la ejecución, se apresuraron a aclarar: su muerte no está ligada a su función pública.

 

La investigación va sobre su pasado.

 

El destino lo alcanzó.

 

BREMER A CUBA Y SUÁREZ DÁVILA A CANADÁ

 

1.- El gobierno de Enrique Peña Nieto analiza sin prisas la restructuración del servicio diplomático.

 

Esto ha dado lugar a muchas especulaciones e inclusive injerencias externas.

 

Es anormal, pero no pocos embajadores han acudido con algunos altos funcionarios para promover a tal o cual mexicano.

 

De momento sólo están por confirmarse cuatro designaciones: Mariano Palacios al Vaticano, nombramiento equiparable a un hombre tan lejano a la Iglesia como Enrique Olivares Santana.

 

Juan José Bremer podría ir a Cuba, Francisco Suárez Dávila a Canadá y Carlos Jiménez Macías al consulado de Chicago.

 

Y 2.- al gran apoyo brindado por todas las fracciones a la ley de telecomunicaciones en la Cámara de Diputados se sumará una avalancha similar en el Senado de la República.

 

La labor de adhesión la encabeza Claudia Pavlovich, presidenta de la Comisión de Comunicaciones y Transportes.

 

Su argumento: México reclama grandes transformaciones y, en este caso, servicios de telecomunicaciones eficientes y a precios justos.