Apple termina una vez más con un pie encima de marcas como Samsung, Motorola, HP, Dell, Sony, Research In Motion (RIM) y las que usted recuerde que intentaron robarle una mordida de ese humeante y dulce cupcake llamado tablet que inventó Steve Jobs en 2010. Y amenaza con transformar el mercado de las pantallas y el consumo de contenidos.

 

Terminamos ése año e iniciamos 2011 hablando de que todas las empresas fabricantes de tecnología estaban interesadas en incursionar en el negocio de las tablets, esos dispositivos que están sustituyendo, en muchos casos, a las portátiles y las máquinas de escritorio por su ligereza, precio y velocidad a la hora de abrir las puertas a los contenidos digitales que flotan en la red.

 

Recuerdo cuando Steve Ballmer salió a presentar las Slate PC´s en enero de 2010, durante el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas. El director general de Microsoft dijo que muy pronto estarían en el mercado. Sorprendió a los cientos de periodistas y analistas que estábamos presentes en esa conferencia magistral, pues el rumor que volaba en el aire era que Steve Jobs presentaría un iPod touch gigante en San Francisco, semanas después.

 

El 3 de abril de 2010, antes de que HP sacar la tableta de Ballmer, salió al mercado el iPad y miles de personas comenzaron a hacer filas en las tiendas de la empresa de Cupertino para formar parte de esta nueva tendencia. Descargaron más de un millón de aplicaciones en el primer día de ventas y más de un cuarto de millón de libros.

 

Es el instrumento perfecto para leer revistas, novelas, ver videos en YouTube, escribir notas y jugar Angry Birds. O para lo que usted la quiera, son miles de aplicaciones las que pueden darle sentido a ese dispositivo.

 

En algún momento todos los reporteros de tecnología resaltamos que en 28 días ya habían vendido más de un millón de unidades. Una cifra impactante, tomando en cuenta que el iPhone tardó 74 días en alcanzar ese récord.

 

Se agotaban en todas partes. Incluso en México fui testigo de las primeras horas de venta y de las caras largas, empujones y molestia de los clientes que no alcanzaban a tener uno de estos aparatos que ni siquiera sabían a ciencia cierta para qué servían.

 

Durante el CES de 2011, es decir, en enero de este año, el plato fuerte de las conferencias de las empresas eran las tabletas y las pantallas. Estamos acostumbrados a ver pantallas: la más grande, la que menos energía consume, la de mejor definición, la que sobresale por audio… pero este año la función 3D y la conectividad a la red es lo que diferenció los equipos.

 

Hablando de tablets, Samsung presentó su Galaxy Tab, Motorola su Xoom y RIM sus PlayBook. Panasonic, Sony e incluso Polaroid hicieron lo suyo. Pero al igual que la de HP que adelantó Ballmer, todas fueron prácticamente un fracaso, al comparar sus ventas con las del iPad, que este año puso un clavo más en la tumba de su competencia con su segunda generación.

 

La que más expectativa generó fue la PlayBook de RIM, pues esperaban enganchar a los clientes cautivos de las BlackBerrys a este dispositivo que prometían sería veloz, competiría con sus novedosas aplicaciones con el repertorio de Apple y tendría mejor diseño que todas las de su competencia.

 

No sorprendió en nada. Tampoco las otras.

 

En cuanto a las televisiones con internet, la tendencia que se esperaba repuntara este año, en México apenas vemos que llegan a las tiendas pero todavía no tenemos contenidos ni programas para sacarles provecho. Mientras que en Canadá, principalmente, las aplicaciones que surgen para estos equipos han comenzado a desplazar a las empresas de cable en algunas regiones. Y por cierto, el equipo que domina es esa cajita llamada AppleTV, hackeada y conectada a cualquier pantalla. Mientras que el WSJ revela que en los laboratorios de esa firma ya están construyendo su propia televisión y pretenden crear sus propios contenidos. Y ya viene la tercera generación de iPads. Resta preguntarnos y observar si la empresa se mantiene con esta fuerza, con la ausencia de Steve Jobs.

 

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