SIDNEY. La espía norcoreana que atentó contra un avión surcoreano y mató a 115 personas en 1987 dijo a la televisión australiana que el líder Kim Jong-un se está haciendo el duro.
Kim Hyun-hee opinó, durante una entrevista emitida por la cadena de televisión ABC, que el líder supremo de Corea del Norte interpreta el papel de hombre fuerte de cara a su audiencia nacional para hacerse valer.
“Kim Jong-un es demasiado joven e inexperto. Está luchando para conseguir el control completo sobre los militares y ganar su lealtad”, manifestó Mayumi, el nombre japonés que llevaba en el pasaporte falso que utilizaba cuando colocó el explosivo en el vuelo 858 de Korean Air que iba a recorrer la ruta Bagdad-Seúl.
“Esta es la razón de sus frecuentes visitas a cuarteles para reafirmar sus apoyos”, añadió la norcoreana.
Los ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos elevaron ayer su sistema de alerta en la península coreana ante los indicios que apuntan a que el régimen de Pyongyang podría llevar a cabo pruebas de misiles balísticos.
Además de la actualidad, Kim, quien vive vigilada en Corea del Sur, donde fue condenada a muerte y luego perdonada al considerar que le habían lavado el cerebro, volvió a recordar su acción más conocida, cuando tenía 25 años, el citado atentado.
Revivió el recorrido que hizo por Europa junto a un veterano espía como padre e hija con pasaportes japoneses falsos, cómo llegaron a Bagdad, abordaron el avión y dejaron el explosivo, oculto en un transistor, en el aparato, antes de bajarse en la escala que hizo en Abu Dhabi.
Unos días más tarde eran detenidos en un hotel de Bahrein después de que despertasen sospechas sus documentos de viaje.
El veterano espía murió al ingerir cianuro, pero a Mayumi pudieron revivirla.
“En Corea del Norte me enseñaron que nuestro líder, Kim Il-sung, era un dios. Nos enseñaron a ponerlo por delante de nuestros padres. Nos enseñaron a decir: Gracias, gran líder. Y si te equivocabas, aunque fuese un poco, acababas en un ‘gulag'”, son algunas de las cosas que aún recuerda Kim.
“Corea del Norte no es un Estado, es un culto”, resumió la espía, quien descubrió las mentiras que le habían inculcado cuando llegó a Corea del Sur y pudo comparar.