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Se habla poco de Santa María la Ribera, pero es una de las zonas de la Ciudad de México que mezcla su pasado arqui- tectónico y presente como una galería que permite ver cómo era la metrópoli al menos hace 50 años. Fue construida en 1861 luego de que fue fragmentado el rancho de Santa María la Ribera, al norte de calzada de San Cosme, donde se encontraba la Hacienda de la Teja. Ahora todavía conserva ese ambiente de barrio con sus comercios, cantinas, museos y viejas casonas que se mezclan con los nuevos edificios que nacen del impulso inmobiliario.
Salvador Novo decía que la nomenclatura correspondía a la “botánica forestal (que) alternaba con la floricultura -chopos, cedros, naranjos, pinos, nogales”. El kiosko Morisco es uno de sus símbolos emblema. Fue construido entre diciembre de 1884 y mayo de 1885 por el ingeniero José Ramón Ibarrola para el pabellón de México en la Exposición Internacional de Nueva Orléans la Feria Internacional de San Luis Missouri. Cuando Porfirio Díaz mandó a realizar el Hemiciclo a Juárez en la Alameda Central, para las festividades del Centenario de la Independencia, lo mandó a su lugar actual.
El Museo del Chopo, en la calle Dr. Enrique González Martínez, es otro punto de referencia en Santa María la Ribera. Se trata de un impresionante edificio traído en partes desde Düsseldorf, Alemania, donde fue sede en 1902 de la Exposición de Arte e Industria Textil. Es una estructura de estilo Jugendstil prefabricada y desarmable, diseñada por Bruno Möhring para ser cuarto de máquinas de la metalúrgica Gute- hoffnungshütte. Entre 1903 y 1905 lo ensamblaron: sus torres miden 47 metros de altura y la nave principal 32 metros. El 2 de septiembre de 1910 fue inaugurado por Porfirio Díaz como sede de la exposición de arte industrial que realizó el gobierno de Japón. En 1917, durante el gobierno del presidente Venustiano Carranza fue convertido en el Museo Nacional de Historia Natural. En 1973 lo reclama la UNAM para abrir sus puertas como centro cultural en 1975. Hace poco fue remodelado por el arquitecto Enrique Norten.
Otro lugar importante es el Templo de los Josefinos o de la Sagrada Familia (Santa María La Ribera 69), cuya primera piedra fue colocada el 23 de julio de 1899 por el padre José María Vilaseca y el ingeniero José Torres. El altar principal se encuentra decorado con una escultura de la Sagrada Familia y una imagen de la Virgen de Guadalupe del siglo XVIII. Los vitrales y su estilo neobizantino y neogótico son una de las joyas de la colonia. Para no dejar de mencionarlos, entre los sitios importantes se en- cuentran el Museo de Geología de la UNAM (Jaime Torres Bodet 176), inaugurado el 1 de julio de 1904 como Instituto Geológico Nacional; la Casa de los Mascarones (Avenida Ribera de San Cosme 71). En la calle Sor Juana Inés, casi esquina Sabino, está el antiguo Templo de Nuestra Señora de la Salud, ahora Teatro Sergio Magaña. Para romper con la idea dominante en el siglo XVII de que sólo la Ciudad de México eran el primer cuadro en torno al Zócalo, Santa María la Ribera se abre como una oportunidad para conocer más acerca de la vida de esta metrópoli que guarda sus tesoros históricos a la vista de todos.
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