BOSTON.  El señor Roupen Bastajian concluyó la maratón con un tiempo de 4 horas, 2 minutos y 42 segundos. Eran las 2:43 de la tarde (1:43 en México). Siete minutos después la ciudad comenzaría a fisurarse de miedo.

 

Bastajian es policía del estado de Rhode Island, estaba recibiendo su medalla por haber concluido la competencia cuando escuchó una explosión detrás de él. Pensó que se trataba de un petardo festivo. Se dio la vuelta y vio la segunda explosión. De manera inmediata corrió hacia donde se encontraba el humo blanco con la esperanza de ayudar a cualquier persona. “Corrí hasta allí y había por lo menos 40 personas sobre el suelo, algunos sin piernas”, dijo Bastajin. “Estos corredores acaban de terminar (la competencia) y ahora no tienen piernas (…) todo es sangre, hay sangre por todas partes, huesos, fragmentos; es repugnante, es como zona de guerra”. De manera inmediata, Bastajin comenzó a colocar torniquetes al menos en seis piernas. “Es horrible”, señaló a un reportero de The New York Times.

 

Uruguayos que participaron en la maratón de Boston y que resultaron ilesos tras las explosiones afirmaron que sólo el hecho de que se produjeran en la llegada y no en la salida evitó que fuera una mayor “masacre”.

En declaraciones recogidas por la prensa local, varios uruguayos que se encontraban participando u observando la carrera coincidieron en señalar “el caos” que se desató sobre la ciudad de Boston tras las explosiones y la “psicosis” que se desató luego del incidente.

Según dijo al periódico El País el corredor Daniel Saps, que se encontraba a menos de 500 metros de la meta cuando se produjeron las explosiones, “por suerte” poca gente resultó afectada ya que “esto pudo ser una masacre si, por ejemplo, era en la salida. Corríamos más de 20 mil personas”, recordó.

Saps, cuya esposa se encontraba cerca del lugar donde se produjo la explosión, apuntó que durante la carrera no se enteró del suceso y que sólo se dio cuenta de que algo pasaba cuando empezó a ver gente “caminando y llorando”.

“Y luego muchas ambulancias, mucho ruido. No entendía nada”, agregó.

El corredor apuntó que ahora en la ciudad “hay ambulancias por todos lados” y se escuchan las sirenas, mientras que todas las tiendas, restaurantes y locales públicos cerraron, incluido el aeropuerto.

Por su parte, Graciela Andreu, esposa del corredor Álvaro González, relató que en un primer momento pensó que las explosiones eran festejos y recordó haber escuchado al menos cuatro detonaciones.

 

Greg Meyer, junto con sus dos hijos acababan de cruzar la meta cuando fueron sacudidos por dos explosiones.

 

“Estábamos a salvo, pero inmediatamente supe que algo no estaba bien”, dijo Meyer a reporteros del periódico USA Today, horas después de las explosiones ocurridas en la ciudad de Boston, que provocaron tres muertos y 134 heridos.

 

Greg contó al diario que en el momento de las explosiones, ellos se encontraban en Copley Square, un paraje en el que por tradición acuden todas las familias después de concluida la carrera, cuando de repente, algo explotó.

 

“Como se puede explicar esto, es que no entiendo, me siento tan mal por supuesto, por las personas que resultaron heridas, y por todas las personas que trabajan duro para realizar un evento que se supone, es para traer felicidad”, explicó el padre de los dos pequeños corredores.

 

Las declaraciones de demás corredores eran semejantes. No estaban seguros de qué causó las explosiones: “Pero de inmediato se sospecha de un ataque”, informó el diario. Agencias