LONDRES. El funeral de Margaret Thatcher, la Dama de Hierro de Gran Bretaña, se realizaba el miércoles con un nivel de pompa y protesta que refleja su categoría como una personalidad política imponente y polarizante.
Ante 2 mil 300 personas reunidas en la Catedral de San Pablo, el obispo de Londres, Richard Chartres, hizo referencia a los fuertes sentimientos que aún genera la ex primera ministra 23 años después de que dejó el cargo.
“La tormenta de opiniones conflictivas se centra en la señora Thatcher que se convirtió en una figura simbólica, e incluso su apellido alcanzó el sufijo ismo”, afirmó. “Hoy los restos de la verdadera Margaret Hilda Thatcher están aquí en la ceremonia de su funeral”, apuntó.
“Hay un lugar importante para debatir políticas y legados… pero hoy aquí no es ni el tiempo ni el lugar para hacerlo”, afirmó.
Más de 700 soldados, marineros y personal de la fuerza aérea formaron una valla a lo largo de la ruta hasta la catedral mientras unos cuatro mil policías estaban en servicio.
La seguridad fue intensificada tras los estallidos de las bombas ocurridos el lunes en el Maratón de Boston que dejaron tres personas muertas y más de 170 heridas.
Los espectadores a lo largo de la ruta aplaudían y algunos abuchearon al paso del féretro al que escoltaban soldados jóvenes.