Cuando dos bombas detonaron en la línea de meta del maratón de Boston el lunes 15 de abril por la tarde; corredores, espectadores y personas de todo Estados Unidos y alrededor del mundo quedaron sorprendidos de lo que veían, el terrorismo volvía a amedrentar a los estadunidenses desde el 11 de septiembre del 2001.

 

El ataque, que cobró la vida de tres personas, entre ellas un menor de ocho años y una estudiante extranjera e hirió a 250 más, ya había sido vislumbrado hace 11 años por un escritor que de forma independiente publicó un libro sobre un fallido ataque terrorista en uno de los más emblemáticos eventos deportivos de Estados Unidos, que atrae a miles de corredores y público de todo el mundo a las calles de Boston y es de los más seguidos por la televisión en vivo.

 

Tom Lonergan es el autor de la novela “Heartbreak Hill”, subtitulada “El thriller del maratón de Boston”, en la que relata cómo un domingo deportivo se tornó oscuro y se vio marcado por un plan terrorista de extremistas estadunidenses de derecha para hacer estallar bombas durante la carrera y acabar con la vida de los deportistas y del público, pretensión que es impedida por un detective de homicidios.

 

La historia se desenvuelve meses más tarde de ocurrido el mayor atentado terrorista en la historia de Estados Unidos: los avionazos a las torres del World Trade Center de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001.

 

“Oh Dios mío, como yo predije eso”, fueron las palabras que Lonergan pronunció una vez que se enteró del atentado en la carrera de Boston, y que, hasta cierto punto, visualizó hace 11 años.

 

La idea del libro, según el autor, surgió mientras corría en el maratón de Boston de 1996, y repentinamente tuvo miedo de que en algún momento de la carrera detonara una bomba sobre la línea de meta. “Me encontré a mí mismo bastante lejos de la línea de meta antes de dejar de correr” dijo.

 

“El mundo era, como lo es ahora, un lío tumultuoso. Y Boston, como ahora, siempre celebraba el mayor evento de un solo día con más espectadores en cualquier parte del país, 2.5 millones de personas a lo largo del curso del maratón”.

 

Afortunadamente no pasó nada aquel día de hace 17 años ni en los que siguieron, hasta que el caos se presentó en la línea de meta hace tan sólo 14 días, rememora Lonergan en una nota publicada en el portal del Huffington Post.

 

No obstante relató que al ver las escenas de pánico y terror que transmitían las televisoras, no pudo evitar pensar en que los responsables del atentado se hubiesen sentido inspirados por la publicación de su novela.

 

“Todas mis preocupaciones, todas mis palabras volvieron por tierra. Y con ellas llegó el horrible pensamiento de que posiblemente fui la causa” de que el atentado en Boston sucediera.

 

Un niño de ocho años de edad muere viendo a amigos de su familia cuando cruzan la línea de meta. Una mujer de 29 años fallece viendo la misma carrera. Otra estudiante extranjera disfrutaba de un en sus estudios pierde la vida. “Es todo como lo predije”, lamenta.

 

La publicación de la novela de Lonergan precedió incluso a las sospechas de la policía estatal de Massachusetts, que en 2003 advirtió que el maratón de Boston podría ser un eventual blanco de atentados terroristas, por su gran nivel de convocatoria, tanto de corredores como de espectadores. Además de que la carrera coincidía con el feriado Día de Patriotas de Boston.

 

En la contraportada del libro, impreso en Estados Unidos por iUniverse, se lee:

 

El problema con la mayoría de los terroristas es que piensan a lo pequeño. Este es el mensaje que la policía de Boston recibió días antes de que quince mil corredores y dos millones y medio de espectadores llegaran a la ciudad para el maratón. Bin Laden mató sólo a miles. ¿Qué pasaría si el objetivo es más grande? ¿Qué pasaría si millones se encuentran en riesgo?

 

Afortunadamente las interrogantes que se planteó Lonergan no tuvieron una respuesta certera en los dos bombazos de Boston, pues el atentado presuntamente perpetrado por los hermanos de origen checheno Tamerlán, de 26 años y muerto a manos de la policía, y Dzhokhar Tsarnaev, de 19; dejó la muerte de tres personas, entre ellas un niño de ocho años, e hirió a 250 más.

 

Efectivamente fueron miles las personas que estuvieron en riesgo, entre espectadores y corredores, pero los posibles responsables, fueron sólo unos aficionados motivados por su enojo contra las guerras de Estados Unidos que emplearon bombas de fabricación casera con ollas exprés, y no todo un complejo dispositivo de artefactos explosivos que hubiera conmocionado aún más a los Estados Unidos.

 

En 2002 al autor de “El thriller del maratón de Boston” dejó de participar en la carrera por una lesión que sufrió en una rodilla. Aunque tenía la opción de someterse a una cirugía decidió no hacerlo y mejor dejar de correr.

 

Conmocionado por el atentado del pasado 15 de abril, Lonergan propuso que el maratón sea renombrando en honor a Martin Richard, el niño de ocho años que perdió la vida a unos metros del estallido, y que entonces podría someterse a la cirugía en la rodilla para volver a correr el siguiente año.

 

Ahora Lonergan está jubilado y tiene un empleo de medio tiempo de docente en un museo en Nantucket, Massachusetts.