¿Por qué se repite tanto la frase de que el desayuno es la comida más importante del día? ¿Cómo repercute en nuestra salud y rutina desayunar o dejar de hacerlo? ¿Qué se recomienda para mejorar dicho hábito?

 

El desayuno debe cubrir de 15 a 25% de la energía total consumida diariamente. Es el momento de reabastecer de nutrimentos a nuestro organismo y de prescindirse de él, nuestro rendimiento cae en un bache de cansancio, dolores de cabeza, falta de concentración y otras consecuencias.

 

La Universidad de Harvard reportó que quienes desayunan a diario disminuyen en alrededor de 30% su probabilidad de padecer obesidad. Al darnos energía para abrir la jornada, ayuda a mantener un peso saludable dado que el metabolismo comienza a funcionar así desde temprano. También quienes se alimentan en las dos horas siguientes al despertar presentan mayor consumo de frutas y verduras, menor sedentarismo (incremento de actividad física) y mejor control en niveles de glucosa y colesterol en la sangre.

 

 

Al suspender el sueño por la mañana los niveles de glucosa en sangre (adquiridos principalmente por consumo de hidratos de carbono) se encuentran bajos, lo cual en algunas situaciones puede derivar en hipoglucemia. Por lo anterior, quienes no omiten su desayuno reducen en 50% problemas relacionados con el azúcar en la sangre (por ejemplo, diabetes), ya que al ingerir alimentos matutinos la concentración de glucosa se regula.

 

 

Múltiples estudios han mostrado que conforme la gente crece, deja de ingerir la comida matutina., algo a todas luces dañino No existen cifras exactas sobre cuántas personas desayunan en nuestro país pero se estima que en Estados Unidos y Europa es 80% de la población.

 

A continuación seis recomendaciones para lograr introducir el hábito del desayuno a la dieta diaria.

 

1.-Propóntelo.

 

2.-¿No tienes hambre? Come alimentos ligeros como frutas, licuados y jugos. Posteriormente recurre a yogurt, leche y cereales. En una tercera etapa, será más sencillo que tu cuerpo acepte algo más pesado como el huevo. Recuerda que el desayuno no tiene que ser vasto pero sí suficiente

 

3. ¿No tienes tiempo? Aleja pretextos. Deja tu desayuno preparado una noche antes. Elige alimentos rápidos y fáciles de preparar (por ejemplo cereal con leche, yogurt bebible, frutas, quesadillas, licuados).

 

4.- ¿No puedes consumirlo en casa? Cómelo de camino al trabajo o ya en la oficina. Busca opciones fáciles de transportar como yogurt bebible, fruta, barritas de cereal.

 

5.-Intentavariar lo que desayunas para aprovechar beneficios de diferentes alimentos y de paso no aburrirte.

 

6.- El fin de semanadisfruta de un rico desayuno que contenga proteínas, cereales y grasas. Te puedes consentir eventualmente con unos chilaquiles, aunque valdrá la pena acostumbrarte a hornear el totopo en lugar de freírlo.

 

No olvidemos que el ejemplo de los padres suele determinar el comportamiento de los hijos, y cuando los niños no desayunan, su desempeño escolar se ve afectado. En cambio si cambian dicho hábito serán más creativos, tendrán mayor habilidad para resolver problemas, dispondrán de más energía, podrán concentrarse más fácilmente y mantenerse activos a lo largo del día.

 

Un desayuno adecuado debe cubrir todos los grupos del plato del buen comer. Aquí una muestra: una porción de fruta (por ejemplo, una manzana o una taza de papaya), una de alimento de origen animal (vaso de leche descremada, huevo o yogurt) y una de cereal (una rebanada de pan integral o una taza de cereal de desayuno).

 

Sara Atri, maestra en salud pública y nutrición

 

salud24-7@hotmail.com | Twitter: @Salud24_7

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *