Cientos de miles de trabajadores en capitales, estados y municipios de los cinco continentes reivindicaron, en el Día Internacional del Trabajo, los derechos laborales y políticas que impulsen el empleo como sus principales objetivos en Europa, Asia, el llamado Mundo Árabe, África y Latinoamérica. Según las últimas estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hay más 197 millones de desempleados en todo el mundo, quienes representan el 5.9% de la fuerza laboral.

 

Desde que empezó la crisis económica, el incremento total del desempleo ha sido de 28 millones de personas, de las que 4.2 millones perdieron su empleo en 2012.

 

En el sudeste asiático, donde está la mano de obra más barata del planeta, miles de personas reclamaron mejores condiciones de trabajo, igual que otros miles de trabajadores de Latinoamérica,        que luchan por salir de la precariedad y el empleo informal. Cientos de filipinos salieron a las calles en Manila y en otras ciudades para pedir un aumento del salario mínimo, mientras en Indonesia, unas 80 mil personas participaron en la concentración organizada en Yakarta. En Phnom Penh, Camboya la reivindicación principal fue el aumento del salario mensual de 80 dólares a 150.

 

En tanto, en Europa los ciudadanos de Grecia se expresaron este día con una huelga, en protesta por los nuevos recortes aprobados por el Parlamento. En España decenas de miles marcharon en las ciudades contra la política gubernamental, que llega con el peor dato de desempleo de la historia nacional: 6.2 millones de personas, 27.16% de la población activa.

 

De forma inédita, los sindicatos franceses conmemoraron este Día del Trabajo divididos por la política gubernamental. Francia exhibe cifras de desempleo récord desde marzo pasado, cuando alcanzó los 3.22 millones de personas sin trabajo. En las ciudades alemanas de Berlín y Frankfurt manifestantes de izquierda salieron al paso de las marchas convocadas por el ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD). No hubo incidentes.

 

Este día tuvo expresiones diversas en América Latina. En Cuba, el presidente Raúl Castro dedicó el desfile por el 1 de mayo, en la Plaza de la Revolución de La Habana, al fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez. En Chile, miles exigieron una reforma tributaria, nuevo sistema de pensiones y regulación laboral. En Venezuela este día no escapó a la crispación política en ese país desde las elecciones del 14 de abril, ganadas con un estrecho margen por Nicolás Maduro, pues hubo marchas separadas del chavismo y de la oposición.

 

Por primera vez, en Bolivia el presidente Evo Morales celebró este día en la ciudad de Santa Cruz. Colombia fue escenario de marchas de miles de trabajadores en demandas de mejores salarios en este país, donde gran parte de la población activa trabaja en la economía informal. En Brasil se condenó el repunte de la inflación y la propuesta sindical para que los precios se indexen a los salarios y en Uruguay, la central obrera PIT-CNT, se manifestó en el centro de la capital para reclamar el fin de los salarios bajos y crear una nueva industria nacional.

 

En Rabat, Marruecos, simpatizantes del partido nacionalista Istiqlal (PI), parte del Ejecutivo marroquí, criticaron al Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que lidera la alianza gubernamental, y la ruptura del diálogo social. Túnez dedicó el 1 de mayo al líder de Chukri Bel Aid, asesinado el 6 de febrero.

 

Choques en Asia

 

ESTAMBUL. Tras varios años de pacíficas celebraciones del 1 de mayo, la violencia estalló ayer en Estambul, dejando decenas de heridos y 72 detenidos, en unos disturbios originados por la prohibición de celebrar la tradicional concentración en la emblemática plaza Taksim.

 

Entre los heridos se cuentan 22 agentes, según informó el gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, quien precisó que uno de los uniformados y un civil se encuentran en estado grave debido a traumatismos craneoencefálicos.

 

La decisión de las autoridades de prohibir este año la celebración en la céntrica plaza Taksim, que se encuentra en obras, y la insistencia de los sindicatos de acudir a este emblemático lugar, fue el origen de los enfrentamientos en los que ha sido el 1 de mayo más violento de los últimos años.

 

Los enfrentamientos empezaron a primeras horas de la mañana en estratégicos cruces a más de un kilómetro de distancia de la plaza, donde los policías, pertrechados con máscaras de gas, impedían el avance de las marchas que pretendían llegar a Taksim.

 

Tras ser rechazados por el lanzamiento de botes de humo, grupos de jóvenes lanzaron piedras contra los agentes, que intensificaron el uso de gas lacrimógeno y emplearon cañones de agua, originando una batalla campal que se prolongó durante horas.

 

Lo que ayer ocurrió en Estambul “es terrorismo del Estado”, denunció Ismail Hakki Tombul, secretario general de la Confederación de Trabajadores Públicos, KESK.

 

Varios sindicatos llevaban días negociando con las autoridades el permiso de manifestarse en la plaza Taksim, símbolo de la lucha obrera desde que en 1977 murieran allí 36 personas por disparos de la policía.

 

La Gobernación negó el permiso, alegando que parte de la plaza se halla en obras, lo que conllevaría un riesgo para la seguridad de los manifestantes.

 

Filipinas

 

La policía de Manila impidió ayer que grupos de trabajadores llegaran a la embajada de Estados Unidos en Filipinas, a fin de realizar una marcha y un mitin contra el imperialismo y el gobierno del presidente filipino Benigno Aquino III.

 

Los manifestantes fueron detenidos por una barrera policial en su intento de llegar ante las oficinas diplomáticas, y algunos de ellos trataron de rebasarla sin éxito, indicó la versión electrónica de The Inquirer.

 

La protesta ante la representación diplomática de Washington era el evento más destacado en la serie de actividades que organizaciones laborales filipinas planearon para este miércoles.

 

Los representantes sindicales critican la que denominan férrea oposición del presidente Aquino III a que haya aumento de salarios, así como aprovecharse del alto desempleo en Filipinas para que se acepten empleos con bajos sueldos y derechos sindicales disminuidos.