El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, finalizó ayer en Costa Rica una gira latinoamericana que lo trajo también a México y que ha estado exenta de grandes compromisos y dominada por el comercio, la seguridad y su optimismo en que la reforma migratoria en su país saldrá adelante este año.
Funcionarios de la Casa Blanca ya habían adelantado que no habría grandes anuncios durante el viaje y así ha sido, más allá de que Obama ha prometido más cooperación tanto con México como con Centroamérica en seguridad, y se ha centrado en subrayar que los lazos económicos de Estados Unidos con ambas partes deben ser más fuertes y ampliarse.
“Juntos podemos lograr más”. Ese ha sido el principal mensaje de Obama para toda Latinoamérica en general en su primera visita a la región en su segundo mandato.
Acuerdo comercial de alto nivel con México
El viaje comenzó el jueves pasado en México con una reunión con su homólogo Enrique Peña Nieto, en la que ambos acordaron crear un Diálogo Económico de Alto Nivel centrado en “promover la competitividad, productividad y conectividad”, así como en “fomentar el crecimiento económico y la innovación”.
La primera reunión de ese Diálogo Económico se realizará en el otoño, será a nivel ministerial y en el proyecto se implicará directamente el vicepresidente estadunidense, Joe Biden.
Fue el acuerdo de más calado anunciado, junto con la formación del Foro Bilateral para la Educación Superior, Innovación e Investigación, que deberá reunirse también este año.
Obama también reconoció en la capital mexicana la responsabilidad de su gobierno en la lucha contra el narcotráfico, dado que Estados Unidos es uno de los mayores mercados de consumo de drogas y el origen de muchas de las armas que pasan ilegalmente hacia México.
En alusión al cambio de estrategia contra los narcos impulsado por el gobierno de Peña Nieto, Obama dejó claro que su país nunca ha “dictado”, ni lo hará, la política de seguridad de México y que la cooperación bilateral en esta materia se seguirá profundizando.
Hay una relación de “respeto mutuo” y de igual a igual, tanto con México como con las naciones centroamericanas, en palabras de Obama.
Desnarcotizar agenda
Ya en San José, a su llegada a Costa Rica el viernes, el mandatario se comprometió con un enfoque “regional” para la lucha antidrogas en Centroamérica, que no pasará por la militarización.
Estados Unidos, a través de la Iniciativa Regional para la Seguridad en Centroamérica (CARSI, en inglés), ha destinado 496 millones de dólares desde 2008 para combatir la inseguridad en esta región y el Gobierno de Obama ha solicitado 161.5 millones más para el año fiscal 2014, según detalló la Casa Blanca.
Además, en los últimos tres años el gobierno de Obama ha invertido más de 31 mil millones de dólares en la reducción de la demanda de drogas en EU.
“Es muy importante que nuestra relación no esté definida solo por el problema de las drogas”. En eso ha querido insistir Obama en su encuentro con la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y en su cena de trabajo del viernes con los mandatarios del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y de la República Dominicana.
La visita del presidente Obama a Costa Rica constituyó un esfuerzo de la región por “desnarcotizar” la agenda de sus relaciones con Washington, aunque sin unidad en las posturas y sin demasiada claridad en cómo avanzar en otros temas.
La problemática causada por el narcotráfico y el crimen organizado ocupó buena parte de las conversaciones entre los presidentes del SICA y Obama.
Obama subrayó que llegó a San José buscando una relación “de igual a igual” con Centroamérica y con especial interés en asuntos como comercio, energía y cooperación para el desarrollo, pero de la visita no salió ningún acuerdo o compromiso definido en ningún área.
Pide apoyo para reforma migratoria
Los temas sobre la mesa fueron variados y hasta dispersos: desde los recurrentes de seguridad y migración hasta la creación de un mercado regional de energía, la educación temprana, la competitividad y la participación en organismos económicos internacionales.
Pero la gira también ha servido para poner de manifiesto, una vez más, la confianza de Obama en que la reforma migratoria en EU, a debate actualmente en el Senado del país, saldrá adelante este año.
El sistema de inmigración actual estadunidense “no refleja nuestros valores”, afirmó Obama en México al defender la necesidad de aprobar esa reforma migratoria, y su decisión de suspender el año pasado las deportaciones de cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron a su país cuando eran niños.
Además, en este viaje al presidente se le ha visto un poco más suelto intentando hablar en español.
En un discurso ante jóvenes en México intercaló varias frases breves en español y en Costa Rica lo practicó con un grupo de escolares con los que se tomó varias fotos.
Como “padre orgulloso”, Obama admitió en México que el español de su hija mayor, Malia, “va bastante bien”. Ella “es más inteligente que yo”, puntualizó. (EFE)