El arte abstracto, con el que artistas internacionales intentaron desde Europa invitar a la reflexión y generar un cambio social en el periodo de entreguerras, se muestra a partir de mañana en el Museo Guggenheim de Nueva York con obras de Alexander Calder, Alberto Giacometti o Joan Miró
“Nueva Armonía: Abstracción entre guerras”, que estará abierta al público hasta el próximo 8 de septiembre, reúne 40 pinturas, esculturas y dibujos procedentes de los fondos del Guggenheim.
“Muchos de estos artistas fueron pioneros en la abstracción incluso antes de la I Guerra Mundial, pero tras ella, siguieron trabajando con técnicas abstractas. Fueron la otra cara de la moneda, ya que en aquel momento muchos artistas optaron por volver a la figuración”, explicó a Efe la comisaria de la muestra, Tracey Bashkoff.
Así, frente a las líneas limpias, el orden de los colores y el retorno de los temas clásicos que algunos artistas adoptaron como respuesta al caos de la guerra, “las tendencias abstractas prosperaron a pesar del reconocimiento limitado que tuvieron”, apuntó Bashkoff.
“Los artistas que utilizaron técnicas abstractas en sus obras tenían el potencial para provocar un cambio social después de la guerra”, destacó.
La muestra repasa los cuatro movimientos que se dieron en Europa durante este periodo, desde el estilo radical De Stijl, pasando por los artistas surrealistas, los de la escuela alemana Bauhaus o los dadaístas.
La visión radical del movimiento De Stijl, ilustrado con obras de Theo van Doesburg o Piet Mondrian, buscó un lenguaje estético universal basado en los principios de la geometría con el que buscaron el equilibrio y la armonía, no solo en el mundo del arte sino en toda la sociedad.
Mientras, otros artistas como Kurt Schwitters con su serie “Merzz” persiguieron representar “la libertad de todas las ataduras” a través la combinación de collages y pinturas.
Las esculturas abstractas tampoco faltan en la muestra, con piezas destacadas como el bronce “Mujer cuchara” de Alberto Giacometti, una pieza que se sitúa entre el objeto y la escultura, y una obra del legendario Alexander Calder compuesta por barras de metal y cables.
Los visitantes también podrán contemplar el trabajo de Joan Miró, considerado el máximo exponente del surrealismo, a través de dos de sus obras: “Personaje” y “Paisaje”.
Según explicó Bashkoff, el lienzo “Paisaje” es un trabajo “muy icónico” del surrealismo, pues en él el pintor español plasmó un conejo corriendo por un paisaje bicolor, aunque retratado desde una manera muy abstracta.
“La obra habla de los sueños y de las emociones y en ella Miró apela a su imaginario para soñar”, destacó la comisaria.
Aunque el francés Fernand Léger no está asociado con este movimiento, sí utilizó elementos surrealistas en sus formas y técnicas, como se puede ver en las obras expuestas “Pintura mural”, “Composición” o “Composición con aloe”, protagonizadas por el color y las formas abstractas.
También el uruguayo Joaquín Torres-García, el máximo representante del arte plástico del país sudamericano, forma parte de esta exposición con su obra “Composición”, elaborada en 1938 y en la que el artista combina una estructura abstracta con imágenes simbólicas.
De esta forma, la exhibición, que toma el nombre de la icónica pintura “Nueva Armonía” que Paul Klee realizó en 1936 con formato de cuadrícula y con una gran dosis de color, plasma el optimismo creativo con el que estos artistas intentaron cambiar el arte y la sociedad tras el horror sufrido con la guerra.