Este próximo lunes a las 8 de la mañana el INEGI dará a conocer la inflación a diciembre y, con ella, la inflación para 2011.

 

Al parecer las cosas no andan bien en materia de crecimiento de los precios cuestión que debe tener preocupados a los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México. De hecho si las previsiones que ayer dio a conocer la agencia Reuters se cumplen, es muy probable que el próximo lunes la inflación se convierta en un ‘tema’ al que habrá que ponerle la lupa de cerca en este 2012.

 

¿A qué me refiero?

A que la tendencia que han seguido los precios en los últimos tres meses provocado por la devaluación del peso, es ya preocupante. Veamos: el crecimiento anualizado de los precios al consumidor se había reducido durante el primer semestre de 2011 desde 3.78% en enero hasta 3.14% en septiembre pasado, un nivel muy cercano al 3% que es la meta establecida por el banco central.

 

En aquel septiembre el optimismo que prevalecía sobre la inflación se reflejó en las buenas expectativas de los analistas del sector privado quienes pronosticaron que 2011 cerraría con una inflación de 3.31%.

 

Sin embargo la acelerada devaluación que sufrió el peso frente al dólar entre agosto y noviembre pasado cambió el rostro del optimismo sobre la inflación. No es para menos, en 2011 el peso se devaluó 13%, aunque su depreciación frente a la moneda estadounidense llegó a 23.5% entre su punto de cambio más bajo y el más alto en el año.

 

Este proceso devaluatorio afectó la formación de los precios al productor y poco a poco el fenómeno conocido por los economistas como ‘pass-through’ también infectó a los precios al consumidor. En noviembre la inflación anualizada brincó a 3.48% y, según la más reciente encuesta entre especialistas que realiza Reuters, es probable que en diciembre se haya registrado una inflación de 0.71% lo que significaría que 2011 habría cerrado con una inflación de 3.70%, por arriba de las estimaciones.

 

Todavía en su último informe semanal de 2011 la secretaría de Hacienda recordaba que su estimado de inflación para el año era de 3%, la del FMI de 3.3% y la encuesta que realiza Banxico arrojaba una inflación estimada de 3.53%. Todas se habrían quedado cortas.

 

Lo preocupante es la tendencia que siguen los precios en México. La fragilidad económica y financiera europea presagia nuevas tormentas sobre los mercados cambiarios lo que hace prever presiones adicionales sobre el peso en alrededor de 14 pesos por dólar o más y con efectos perniciosos sobre los precios internos a pesar de una prevista desaceleración de la demanda agregada.

 

Lo vemos en los bienes y servicios que ofrece el mercado. Los cálculos para los ajustes de precios ya no están referidos a la inflación reciente, ni siquiera a las previsiones para 2012, sino a los ajustes realizados por los proveedores que rondan el 7% según el índice de precios al productor. Así, la inflación para 2012 que el sector privado calculó en 3.69% en diciembre pasado podría revisarse al alza en las próximas semanas.

 

Con este panorama de incertidumbres y presiones, el Banco de México tendrá que hilar fino con la política monetaria (y cambiaria) para mantener a raya a los precios.

 

 

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