ESTAMBUL. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró ante miles de sus seguidores a su regreso a Turquía que las protestas antigubernamentales que han sacudido al país en la última semana deben acabar “de inmediato”.
Erdogan se dirigió a una multitud desde un autobús descubierto en el aeropuerto de Estambul, en un discurso también retransmitido en directo por la televisión, mientras que sus seguidores coreaban su nombre y lanzaban gritos de “Dios es grande”.
Se debe “poner fin de inmediato a manifestaciones que han derivado en vandalismo”, advirtió.
“Los así llamados periodistas, artistas y políticos están provocando las protestas”, afirmó ante una gran multitud que había acudido al aeropuerto para recibirlo a su vuelta de una gira por el Magreb, en una demostración de fuerza después de una semana de protestas.
“Por menos de 15 árboles se han perdido tres vidas. La vida de uno de mis policías es tan importante como la vida de dos jóvenes”, dijo Erdogan en referencia al agente que murió al caer de una zona en construcción mientras perseguía a unos manifestantes en la ciudad sureña de Adana.
Dos manifestantes han fallecido durante las protestas y otro se encuentra en estado de muerte cerebral.
Declaró que se investigará si hubo un uso excesivo de la fuerza, pero, subrayó, “Piden la retirada de la policía. Este no es un lugar donde puedes hacer de todo. La policía está haciendo su deber contra quienes atacan”.
Erdogan acusó a los manifestantes de saquear tiendas, destruir propiedades públicas y quemar la bandera turca, así como de tratar de ganar en las calles lo que no podían obtener en las urnas.
Las palabras de Erdogan eran jaleadas por sus seguidores con gritos de “Dios es grande, vayamos a aplastar Taksim”.
También elogió a sus simpatizantes al afirmar: “Se han comportado con sentido común y calma durante los últimos diez días. Desde aquí nos vamos a nuestras casas y no abandonaremos nunca el sentido común”.
Según la televisión NTV, las autoridades prolongaron la apertura del metro hasta la 1.00 GMT, cuatro horas más de lo habitual, para permitir la llegada de sus seguidores.
Lo que comenzó el pasado viernes como una protesta medioambiental por la destrucción de uno de los pocos parques del centro de Estambul ha derivado en una ola de protestas inédita en la última década en Turquía.
Aunque el centro de Estambul se mantuvo tranquilo hoy y con un ambiente festivo, se registraron choques en Sultangazi, un barrio muy humilde en la periferia europea de la ciudad, según la cadena NTV.
La policía dispersó con un blindado, cañones de agua a presión y gas lacrimógeno a un centenar de manifestantes que intentaron levantar una barricada para cortar el tráfico de una avenida.