Ayer el presidente Enrique Peña Nieto dijo en una entrevista con Bloomberg que con la reforma energética busca el fin del monopolio de Pemex en exploración y producción de petróleo y gas.
Dicho en otras palabras, el Presidente anunció que está decidido a abrir la explotación petrolera al capital privado después de 75 años de estar cerrada.
La noticia es una bomba. Bloomberg desplegó la noticia entre sus principales titulares en su portal de Internet.
Por primera vez en más de siete décadas, un presidente de la República se pronuncia públicamente por terminar con el monopolio de Pemex en la explotación petrolera y, por lo tanto, buscará modificar la Constitución para llevar a cabo estas reformas.
Ya desde la campaña presidencial Peña Nieto había dado visos de sus planes en esta materia sin entrar en detalles. El 17 de marzo pasado en su mensaje por la celebración del 75 aniversario de la expropiación petrolera, el Presidente fue a Salamanca a preparar el terreno para las reformas a Pemex y dejar en claro dos mensajes: Que Pemex no se vende ni se privatiza, y que cuenta con el liderazgo del sindicato petrolero para llevar a cabo la reforma energética.
Lo de que Pemex no se vende ni se privatiza es un mensaje para acallar las voces de la izquierda que enarbola López Obrador, nada más. Peña Nieto ha cuidado que su mensaje no elimine la posibilidad de abrir la competencia privada a Pemex en todos los frentes, incluyendo la exploración y explotación de ciertas áreas de la producción petrolera. Por eso ayer le dijo a Bloomberg que “es obvio que Pemex no tiene la capacidad financiera para estar en cada frente de la producción energética” implicando la apertura a los capitales privados.
Curiosamente la declaración de Peña Nieto en Londres sobre la apertura a la inversión privada en hidrocarburos, se da simultáneamente con el inicio de las negociaciones de Pemex con el sindicato petrolero por el contrato colectivo de trabajo, negociación en la que se abordará el cambio de régimen de pensiones para frenar el crecimiento de los pasivos laborales de la petrolera; un paso ineludible si se quiere limpiar el balance de la petrolera.
Pero si Peña Nieto no quiso entrar en detalles con los periodistas de Bloomberg, la revista Nexos sí lo explica en una editorial de su edición de junio (“¿Adiós a Pemex?”). Dice: “Garantizada la posición en la renta petrolera, el nombre del juego es abrir el mercado a la competencia mediante cambios constitucionales que permitan la inversión de terceros, privada o pública, nacional o extranjera. Esto quiere decir: 1. Contratos de riesgo en modalidades extractivas que Pemex no domina: aguas profundas, lutitas (shale) y campos no convencionales. 2. Apertura a la inversión privada en todo el ciclo de producción industrial y comercialización donde Pemex pierde: refinación, gas, petroquímica, distribución”.
En suma, ayer en Londres Peña Nieto dio la bienvenida al capital privado también en materia de producción petrolera y de gas. Ahora tendrá que cuidar que el Pacto por México no se rompa para que la reforma transite por el Congreso con los necesarios cambios constitucionales. Nada más.
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