Llegar a Tijuana por avión, no es nada agradable. Primero hay que pasar un filtro con agentes de Migración donde, en base al aspecto físico, preguntan la trayectoria y origen de los pasajeros; después, hay un filtro de militares que revisan el equipaje y a la salida son evidentes los constantes patrullajes de la Policía Federal a lo largo del perímetro del aeropuerto. Esto es algo recurrente en las carreteras de Baja California donde los retenes y la presencia de la Policía Federal son parte recurrente del paisaje.
A pesar de que el Cártel de los hermanos Arellano Félix es el que se encuentra más disminuido y ha perdido influencia en la zona, Baja California sigue siendo un lugar importante para el trasiego de droga dado su situación geográfica. Hoy en día la droga es transportada al Mar de Cortés, para de ahí ser trasladada a los EU, ya no por Tijuana sino por Mexicali, bajo la protección del Cártel de Sinaloa que controla este territorio. Este cambio de plaza tuvo que ver con la ofensiva que comandó Manuel Alejandro Aponte a principios de 2007 en Mexicali para que El Chapo Guzmán obtuviera el control de este punto estratégico.
Hoy Baja California se vuelve un punto estratégico para el sector inmobiliario y de turismo, ya que el pasado mes de abril el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó la reforma al artículo 27 constitucional que permitirá a extranjeros la compra de bienes inmuebles en las playas y litorales mexicanos. El PRI y PAN conjuntaron fuerzas en San Lázaro, y así se dio el primer paso para que los ciudadanos de otra nación adquieran propiedades en la denominada zona restringida, la cual comprende una franja de 100 kilómetros al interior del país, de las fronteras y de 50 kilómetros en las playas. Esta iniciativa está dando vida a toda la península de Baja California, en días pasados se puede ver la reactivación de la construcción de edificios a lo largo del litoral.
Sin embargo, el beneficio no será inmediato si la percepción de violencia y la inseguridad en el estado siguen con la misma tendencia. Es importante que la oferta de Bajá California no se limite a vender terrenos y propiedades, sino en poder articular una oferta de valor en la industria del entretenimiento y ocio. Eso solo será posible con la incorporación de nuevos capitales que quieran tomar el riesgo de invertir en una zona llena de oportunidades, pero con un clima de inseguridad y un riesgo reputacional que afecta cualquier negocio.
La clave del éxito en el tema de la seguridad y la inversión es incorporar a la sociedad. Existen esfuerzos de empresarios, sociedad civil y asociaciones vecinales que han realizado esfuerzos para rescatar sus comunidades. Estos actores han rescatado su espacio público y la lucha es calle por calle, ya sea a través de la generación de empleos o el arte.
El estado tendrá que poner orden en los planes maestros de desarrollo y ver que este no impactó los servicios municipales, porque de lo contrario tendremos otro boom inmobiliario de corto plazo. La iniciativa que aprobó el Congreso de la Unión es una oportunidad pero no una carta abierta para construir sobre la playa. Esta será una de las prioridades del nuevo gobierno.