De todos lados pretenden apagar la guerra panista, pero nadie atina.

 

Al gobierno de la república le interesa para disminuir la turbulencia política sobre Gustavo Madero, dirigente indispensable para preservar el Pacto por México e impulsar las reformas pendientes.

 

Llegado el caso, creen los altos funcionarios, los representantes de Acción Nacional (PAN) serán los únicos aliados de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM) para aprobar cambios en materia energética y hacendaria.

 

Además, hay muchos problemas en el ambiente.

 

También están preocupados los demás partidos, sobre todo el de la Revolución Democrática (PRD) porque son aliados en la mayoría de los 14 estados donde habrá elecciones, en algunos con reconocimiento legal y en otros de facto.

 

Las bancadas en el Congreso de la Unión no quieren salir más perjudicadas con la ya de por sí deteriorada imagen social de senadores y diputados.

 

Pero el más interesado es Madero para evitar perjuicios en sus abanderados, pues se juega la permanencia en Baja California y la capital de varias entidades.

 

Porque el plan de recuperación de posiciones del PAN y su cruzada hacia la Presidencia de la República en 2018, a cargo del guanajuatense Juan Manuel Oliva, tiene esos dos puntos de partida en los comicios del 7 de julio.

 

Ese domingo sabemos cuánto avanza.

 

DESENLACE DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

 

Los hechos no corresponden con la intención.

 

Por animosidad o poco oficio, Gustavo Madero se distanció de Ernesto Cordero por verlo como cabeza del calderonismo interesado en arrebatarle la presidencia del PAN.

 

Lo destituyó con escándalo público y fomentó el cisma.

 

Cuando el problema se le escapó de las manos, Madero habló con su Comité Ejecutivo Nacional para buscar una salida institucional.

 

Ya la tienen: después de las elecciones volverán a reunirse y convocarán al orden a los senadores disidentes, con la amenaza de ser expulsados si mantienen sus posiciones rebeldes, un plan legislativo distinto al de Madero y su pretensión de establecer canales de comunicación propia con el gobierno de Enrique Peña.

 

Así no hay solución a la vista.

 

EL DERECHO DE RÉPLICA DE LA PADIERNA

 

La senadora Dolores Padierna recurre al derecho de réplica para hacer “precisiones” a la columna de la víspera, titulada: Padierna y el “pinche priista”.

 

Así dijo al embajador Jorge Montaño cuando acudió a la Comisión Permanente para defender su nombramiento como representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a donde partió ayer.

 

-Le suplicaría que evitáramos los adjetivos-, le contestó el diplomático.

 

Escribe la esposa de René Bejarano:

 

“Es totalmente falso, yo no pertenezco a la Segunda Comisión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión. Yo formo parte de la Tercera Comisión de la Permanente, misma que sesionó el día 12 de junio de 2013…

 

“Jamás en toda mi carrera política, ni en mi conducta privada me expreso en los términos que el columnista inventa. Quienes han estado en el periodismo genuino saben de mi calidad profesional…”.

 

Magnífico que hable de “calidad profesional”.

 

A ella, como a ser humano, alguna vez lo alcanza su propia historia.

 

Y, puesto entre su dicho y su fama, yo me quedo con la versión de varios testigos… y no son pocos.

 

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