EL CAIRO.  El presidente del Tribunal Constitucional Supremo, Adli Mansur, jurará mañana como nuevo jefe del Estado egipcio ante la Asamblea General de esa instancia judicial, informaron fuentes oficiales.

 

Mansur deberá convocar y supervisar las próximas elecciones presidenciales y conformar un comité de expertos para enmendar la Constitución, esto de acuerdo al plan que presentó el jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, quien dijo que el presidente tendrá todo el poder para hacer declaraciones constitucionales y para designar a un jefe de Gobierno con prerrogativas.

 

“El Ejército sintió que el pueblo egipcio le pedía ayuda. No que tomara el poder, sino que cumpliese su responsabilidad civil, y las Fuerzas Armadas entendieron la esencia del mensaje”, dijo Sisi al anunciar que Mohamed Mursi dejaba de ser el presidente.

 

En su primera reacción al anuncio, Mursi llamó los altos mandos militares y a los soldados a que cumplan con la Constitución y no respondan a este “golpe de Estado”.

 

De la misma forma, afirmó en un breve comunicado que continúa siendo el presidente de Egipto.

 

Las palabras de Al Sisi llevaron de inmediato el júbilo a la cairota plaza Tahrir, donde cientos de miles de egipcios esperaban que el Ejército actuase contra Mursi después del ultimátum.

 

Los opositores cantaron el himno nacional y canciones patrióticas en señal de alegría, mientras algunos vitoreaban a los helicópteros militares que sobrevolaban la plaza.

 

Mientras, en la plaza Rabea Adauiya, donde se concentran los seguidores de Mursi y que fue cercada por blindados militares antes del anuncio, un silencio sepulcral siguió al anuncio de las Fuerzas Armadas, solo roto por algunos gritos de “¡Ilegítimo!”.

 

La gran incógnita que se cierne ahora sobre la nueva etapa en Egipto es comprobar cuál será la reacción de los partidarios islamistas del depuesto mandatario, que siempre se han manifestado en contra de que este entregase el poder.

 

El anuncio del Ejército, que se consideraba inevitable tras el discurso en el que Mursi rechazó dimitir en la noche del martes, llegó respaldado por destacados líderes políticos y religiosos, con los que las Fuerzas Armadas trataron de escenificar el respaldo popular con el que cuenta su medida.