BERLÍN. La canciller alemana, Angela Merkel, mostró su rechazo al espionaje masivo a su país y al resto de Europa por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA por sus siglas en inglés), aunque el escándalo toca a su ejecutivo.

 

Merkel enfrenta acusaciones,  en plena precampaña por los comicios de septiembre, de hipocresía mientras se acumulan informaciones en torno a la presunta complicidad alemana con los espías.

 

El hecho se acrecentó cuando el diario Bild publicó este miércoles un documento del 2011, en el que la jefatura de la OTAN en Afganistán ordena a tropas de la ISAF que usen un sistema de inteligencia al que se refieren como “Prisma”.

 

De acuerdo con las filtraciones del ex agente de la NSA, Edward Snowden, “Prisma” es el nombre del programa con el que Washington controla parte de las comunicaciones de Internet en el mundo.

 

Tras las informaciones difundidas por Bild, el gobierno de centroderecha sugirió la existencia de dos sistemas “que no son idénticos”, por lo que el portavoz de la cancillería, Steffen Seibert, aseguró que tropas alemanas tuvieron acceso al sistema de la ISAF, que no es el mismo de la NSA.