Las cifras a veces duelen, pero también sirven para despejar el hori- zonte. China y Brasil son dos potencias emergentes que, al igual que México, buscan colocarse como los destinos más atractivos para la inversión extranjera. Con flujos superiores a los 120,000 millones de dólares (mdd), China es el primer receptor de Inversión Extranjera Directa (IED) del mundo y, Brasil, con 65,000 mdd, se ubica en el segundo puesto.

 

Recientemente, México ha des- tacado sobre estos países debido a la ambiciosa agenda de reformas emprendidas por el gobierno y la capacidad del país para liderar negociaciones comerciales de amplio alcance, como la Alianza del Pacífico o el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP), que contrastan con la pérdida de competitividad de Brasil o el relativo aislamiento económico de China.

 

El optimismo sobre el potencial de México para superar estas economías es elevado. Sin embargo, resulta pertinente preguntarse: ¿qué posibilidades tiene México para relevar a China o Brasil como los destinos predilectos de inversión?, ¿cuál es la mejor estrategia para competir?, ¿estrechar nuestros vínculos económicos y comerciales con estos países o, por el contrario, confrontarlos?

 

Consolidar las atractivas ventajas del mercado mexicano y fortalecerlas a través de estrategias de negocio innovadoras, son las vías para ir un paso adelante en la pugna económica entre estos gigantes del concierto mundial. ¿Lo veremos pronto?