El PAN es una parte inseparable de su vida. De niño, fue su “desayuno, comida y cena”. Vivió en primera persona la carrera política de su padre, ideólogo del blanquiazul. Acompañó a Diego Fernández de Cevallos en su campaña a la presidencia, sintió el peso del asesinato de Colosio y la época en que los políticos empezaron a tener guardaespaldas.
“Mi papá decía: ‘Yo no sé si el que me está cuidando, me está espiando o está confabulado para matarme’”. De adulto, su pasión por las letras lo llevó a convertirse en editor de las publicaciones del PAN e incluso trabajó al lado de Calderón preparando sus discursos.
Carlos Castillo remarca que su padre, quien fuera presidente de Acción Nacional, nunca trató de convencerlo para que siguiera al partido y, quizá por esto, no fue hasta que tuvo 26 años que se adhirió al PAN. Castillo Peraza había fallecido cuatro años antes y había renunciado al partido desde 1998.
“Cuando llegué a mi primer evento en el PAN me dijeron que tenía unos zapatos muy grandes que llenar. Yo respondí que no, que yo traía los míos. Y los que yo uso son los que me gustan. Siempre tienes una sombra inevitable, son tus genes y es tu apellido”.
¿Con qué concepción del PAN se fue tu padre?
Él ya tenía la idea de que el PAN necesitaba replantearse muchas cosas, sentarse a pensar su papel en el poder. Él renunció al PAN diciendo que dejaba de militar en el mejor partido político de México y, de alguna manera, desde su trabajo periodístico y editorial seguía ayudando. Cuando Fox ganó la presidencia, él estaba feliz, porque era el punto de llegada de una gran lucha de décadas de trabajo político de mucha gente.
¿Cuál fue la principal falla del PAN en el poder?
Su incapacidad de llevar su programa político a la actividad de gobierno. De ser el partido de los grandes negociadores pasó a ser el partido de la parálisis legislativa. Dicen que la oposición bloqueó pero, a ver, cuando la oposición bloquea hay dos factores: la mala leche de unos y la incapacidad de otros. Yo creo que el PAN fue incapaz de decir: “Somos poder y vamos a llevar a cabo esto y de este modo”. El PAN llegó al poder a decir: “¿Y ahora qué hacemos?”.
El concepto de poder que tu padre relacionaba con el PRI, ¿se pudo ver en el PAN?
Sí. El PAN, cuando no encontró un modelo sobre cómo ejercer el poder, empezó a mimetizarse con el PRI. Y ahora que no encuentra un modelo para dirimir sus conflictos internos, se empieza a mimetizar con el PRD. Entonces tienes lo peor de cada partido aun teniendo la doctrina más rica de la política en México. El modo de ejercer el poder que tiene el PRI que es vertical, totalmente impositivo y cuadrado, Cuando los presidentes del PAN dejan de tener el liderazgo anclado en la militancia para ser autoritarios, ya están copiando un modo de hacer política que no es el tuyo. Y cuando empiezas a resolver los conflictos internos reventando asambleas y rompiendo quórums de consejos, ya estás haciendo lo que hizo el PRD. Si al PAN no le pones un freno, va a empezar a solucionar sus broncas como las solucionó el PRD hace ocho o diez años: a sillazos. En el PAN, a un presidente le chiflaron en una asamblea, a ver qué sigue. De chiflarse al sillazo hay un movimiento.
Dijo Fernández de Cevallos que el dinero ha corrompido a los panistas.
Pues sí… Cuando fracasas en implementar tu ética partidista y tu ética personal entre tus militantes y candidatos, eres mucho más vulnerable a las debilidades de todos los seres humanos. Felipe Calderón decía que la ética es esa barrera que nos ayuda a fumigar al priista que todos llevamos dentro. Al perder ese sello distintivo ético de los cuadros emanados del partido, perdió una gran barrera que lo distinguía por saber resistir a los cañonazos del dinero.
¿Se convirtió en un PRI?
No, no acabó siendo un PRI porque todavía tiene una doctrina a la cual volver. Y decir que el PAN fue hundido por el dinero, tampoco. Yo creo que los que fueron hundidos por el dinero tienen nombres y apellidos. El PAN tiene mecanismos internos para sancionar a quienes caen en malas prácticas, pero no ha hecho uso de esos mecanismos porque como todos se deben algo… Luego dicen que los estatutos no funcionan pero sí funcionan. Lo que no funciona es la gente que ya vio cómo violar o saltarse el estatuto y hacer trampas.
Entonces, en el PAN no se castigan las malas prácticas.
No, nunca se ha hecho. Hay nombres muy claros de gente que ha hecho trampa, que ha desfalcado, que internamente ha vulnerado las reglas para hacerse una candidatura de partido, y nadie los sanciona. La compra interna de votos para hacerse candidaturas se convirtió en el pan nuestro de cada día y nadie ha castigado a nadie.
¿En qué momento empezó el declive del PAN?
No hay un momento clave, es como una serie concatenada de sucesos que fue llevando a una indefinición en tu modo de hacer política. El PAN tenía muy claro cómo hacer oposición pero nunca se sentó a pensar cómo hacer gobierno. Ganó Fox y dijo que iba a contratar una agencia para hacer un gabinete porque los panistas no eran el perfil que necesitaba. Entonces, empezó a abrirse una brecha. Después, ganó Felipe y la primera reacción fue que si metía un brazo en el partido, le cortaban el brazo. El PAN nunca pensó cómo ser poder. Estaba apenas entrenando y la carrera ya había empezado. Y ahora tampoco está haciendo su labor de oposición. El PAN sabe hacer las cosas pero por x o y razones no las está haciendo. El PAN le está debiendo a México, el PAN le está quedando a deber mucho.